martes, 17 de agosto de 2010

Protagonismos, radios y relatos para una comunicación latinoamericana: Entrevista a Rosa María Alfaro



Hay muchos actores populares que dicen: “primero escúchennos antes de tomar una decisión, porque nosotros conocemos nuestra realidad, nosotros sabemos lo que tenemos, nosotros tenemos una cultura, que ustedes tienen que respetarla”.


Una de las investigadoras latinoamericanas más reconocidas en comunicación es Rosa María Alfaro, la entrevisté en Lima, Perú en agosto de 2010. Alfaro nos recibió en la sede de la asociación de comunicadores Calandria. Resulta interesante escuchar su visión de la comunicación desde los otros culturales y los relatos de los sujetos sociales que participan de la cultura popular. Ella evidencia cómo la radio en medio de la globalización sigue aportando a la interculturalidad en Latinoamérica.

¿En tu experiencia qué significa comunicación para el desarrollo?

Es una comunicación que sea útil en los cambios de un país o que promueva los cambios de un país. Se trata de dos funciones claves y complementarias.

¿En relación a los a métodos y procesos de la comunicación para el desarrollo que nos puedes decir al respecto?

Yo creo que habría que dar mayor protagonismo al ciudadano común y corriente, cuando digo protagonismo digo que sea capaz de pensar en su país, en su propia realidad concreta y local, y que pueda imaginarse qué cambios se pueden hacer y qué estrategias habría que tomar para lograr construir esos cambios que se van evidentemente cuajando poco a poco.

¿Desde América Latina qué posibilidades tienen los ciudadanos para participar en los foros públicos?

En el caso de Perú la gente tiene mucha necesidad de hablar, de ser escuchada, de cómo dijeron los indígenas que se rebelaron en la selva peruana (en Bagua), “primero consúltennos y luego acordemos algo”, es totalmente comunicativo su pedido. Y muchos otros actores populares también dicen: “primero escúchennos antes de tomar una decisión, porque nosotros conocemos nuestra realidad, nosotros sabemos lo que tenemos, nosotros tenemos una cultura, que ustedes tienen que respetarla”. Entonces hay un reclamo como nunca ha habido antes, un reclamo a la necesidad de que sean dialogantes con el país, con las autoridades, con las organizaciones no gubernamentales. En ese sentido yo creo que ha habido un avance en el país.

Desde esta perspectiva (vista desde el contexto latinoamericano) es mucho más posible pensar cómo mejorar el desarrollo de mi localidad, de mi región, de mi país y también cómo situarnos en el mundo, pero poco a poco. Yo creo que graduar y convertir el desarrollo en un proceso de cambio me parece muy importante.

¿Cómo ves la participación del latinoamericano en el mundo de las comunicaciones de hoy en día?

Yo creo que hoy en día la comunicación tiene mucha importancia para todo, para la derecha para la izquierda, para los ricos para los pobres, para todos la comunicación es importante, pero con fines distintos. Hay mucha gente que quiere ser escuchada, que quiere hablar, que quiere aportar al país, y generalmente son personas que no tienen acceso a eso. Creo que ese es el sentido de muchas radios comunitarias, de muchas radios dirigidas por sectores de las iglesias tanto de la católica como de la protestante, entonces hay hoy día muchísimas radios en el país que abren las puertas para hablar pero todavía son tantas que a veces se dispersa el discurso.

En Perú hay unos mil cincuenta canales de televisión y de ellos hay una gran cantidad que son canales muy pequeños, muy pobres, y tienen un alcance en la zona pero son legales. No sabemos cuántos ilegales hay. Y en la radio hay dos mil quinientas radios legalizadas, o sea la radio está en todo el país. Se ha convertido ahora la radio en el medio más democrático en todo el país. Si contamos las ilegales sabe Dios a que número llegaríamos. Eso presenta la necesidad de diálogo, la necesidad de comunicación que existe en el país.

¿Cuál crees que es el reto de la radio desde el espacio intercultural latinoamericano?

Yo creo que es un espacio de conversación, de debate, de escucharse unos a otros. También está el relato, una de las características más importantes de nuestras culturas es la fascinación que tiene el contar una historia, y esas historias pueden ser múltiples, puede ser la historia de una persona, la historia de una familia, puede ser la historia de la zona, de la localidad, puede ser la historia del país, la historia precolombina, es decir cuánto haríamos en la educación si todo se conociera por historia, la gente quedaría fascinada y aprendería un montón; pero todavía en esta época la educación le da un énfasis al dato, y es difícil memorizar el dato. Pero en cambio los relatos, los cuentos, las radionovelas que te reflejan los procesos vividos son extraordinarios, yo creo que por ahí se puede hacer mucho. Yo siento que todavía hay una pérdida del tiempo en las radios en darle demasiado énfasis a la información a la noticia que está bien darla, pero si cada noticia fuera un relato sería otra cosa. Hay un montón de libros que hoy día en Latinoamérica se están trabajando resaltando la importancia que tiene el relato, el contar, porque es la forma más popular que existe de escucharse unos a otros.

Y esa forma de contar popular en este mundo global se sigue dando a través de la radio…

(La radio) es el único medio, pero no en todos los casos tampoco, pero sí en muchas radios se sigue conservando ese relato.

La radio, el medio más cercano de los latinoamericanos

Las radios latinoamericanas reivindican los derechos del ciudadano otorgándole la palabra a aquellas sociedades y comunidades que pese al desarrollo y la modernidad todavía siguen enfrentando conflictos y situaciones de subalternidad, para reivindicar fundamentalmente derechos y culturas, ante naciones, poderes políticos, intereses sociales y económicos que buscan acallar o relativizar prácticas y experiencias de poblaciones históricamente relegadas del quehacer social.


Por eso que la radio latinoamericana sigue siendo la portadora de una conciencia crítica y esa es su característica peculiar y el rasgo que la distingue. No hay medio más exitoso entre las mayorías populares y emergentes que la radio porque en ellas se escuchan las voces de los pobladores, los testimonios y sentimientos desde sus espacios de existencia cotidiana.

En el año 1999 se indicaba que el 95% de los hogares latinoamericanos tenían al menos un receptor de radio, aunque si desde mediados de los ochenta se han incrementado las ventas de televisores y computadoras, el uso social de la radio entre los latinoamericanos es masivo y estructurador de sentidos y significados.

Si en el periódico la verdad queda escrita, en la radio la verdad queda hablada. Y el hecho mismo de narrar, contar, decir, informar, testimoniar, denunciar, cantar, es decir el de ir construyendo la realidad hablada en la oralidad local es la razón de existir de la radio latinoamericana.

Hablar entre los niños, los jóvenes, los ancianos, las mujeres y los hombres latinoamericanos es parte del socializar en esferas privadas y públicas donde se juntan sus vidas privadas familiares, amicales y los espacios públicos de los mercados populares, el barrio y la comunidad.

Todos ellos y ellas se van convirtiendo para los comunicadores de la radios en colectivos, comunidades y finalmente en públicos que desafían las teorías sociales, las metodologías de investigación y las interpretaciones culturalistas desde las que parten los estudios de los medios de comunicación, porque las sociedades latinoamericanas están integradas por complejas redes de interrelaciones, desarrollos y códigos comunicativos que se superponen y contraponen entre dimensiones rurales y urbanas. La realidad es más rápida que la investigación.

Desde la radio latinoamericana hemos ido aprendiendo que la comunicación no es solo instrumental-comercial sino que también tiene el valor y la posibilidad de ser cultural y educativa, que “empodera a los sin poder”.

Tal como indican Rosa María Alfaro y María Cristina Mata, al analizar la radio se identifican “los procesos sociales implicados en la comunicación y por ende en la vida social”, lo cual indica que detrás de los contenidos, la programación y las transmisiones existe un proceso general y amplio que busca desde la radio contribuir a un cambio social, que es humano, cualitativo, informativo, de comportamiento y que empieza con la participación activa que fomenta la radio.

Es la participación lo que le da la condición democrática y ciudadana, pues la comunicación a nivel local permite legitimar –según Alfaro– actores desconocidos sacándolos a la luz con toda su capacidad de aportar y plantear temas de importancia para los vecinos.

Promueve diálogos entre autoridades y ciudadanos, entre instituciones y empresas entre organizaciones populares, entre hombres y mujeres de diferentes generaciones, acercándolos para transformar su localidad.

Yánez Uribe menciona que las claves para producir y reproducir la conversación radial en un territorio o localidad son el lugar y las características del tratamiento que las emisoras hacen de la cultura en el espacio local y los rasgos que definen los contenidos y estéticas de la propia conversación radial que se origina en un territorio.

Por otro lado, pedagogía, experiencias y temáticas envuelven el devenir y la contribución más neta de la radio que ha ido ganando adjetivos tales como “popular”, “alternativa”, “comunitaria” o “local”, el mismo Mario Kaplún insistió por dejar de lado el modelo de comunicación unidireccional preferidos por los medios de comunicación masiva y buscó en cambio potenciar al destinatario, al punto de transformarlo en un nuevo emisor, en un mismo proceso y desde la propia práctica de la comunicación.

Además de Kaplún, autores como José Ignacio López Vigil, María Cristina Mata o Rosa María Alfaro han sistematizado y sondeado las ondas locales de las radios teorizando y desarrollando experiencias participativas desde redes o asociaciones de comunicadores (ver http://www.radialistas.net http://www.calandria.org.pe/index.php ).

Organizaciones como ALER y AMARC acompañan y apoyan el desarrollo de un sector mundial de radiodifusión comunitaria que ha democratizado el sector de medios de comunicación.

ALER y AMARC reúnen redes de radios comunitarias (digite http://aler.org/portal/ http://www.amarc.org/ ).

Algunos temas que se abordan son salud, familia, comunidad, democracia, educación, género, música, culturas juveniles, VIH Sida, sexualidad, discriminación, medio ambiente, sindicato, interculturalidad, participación ciudadana, promoción cultural, derechos humanos, etc.

El radioteatro, la radionovela y el eduentretenimiento han marcado el punto de partida de las emisiones radiales, estos géneros radiales siguen empleándose en las transmisiones donde los protagonistas suelen ser migrantes campesinos, mujeres humildes, jóvenes de barrios urbanos marginales, que mediante historias de vida, como sucedió con la asociación peruana Calandria, revaloran sus propias vidas e historias.



Referencias y sitios web


Alfaro, Rosa María (1994) “Medios locales de su atribulada pero fascinante existencia” en Asociación de comunicadores sociales Calandria, en las ondas locales –La Pizarra Año II número 8 Abril, págs. 9-11.

López Vigil, José Ignacio (2007) La radio latinoamericana: seis aportes al desarrollo


Yánez Uribe, Leonel ( 2002 ) Radio comunitaria, territorio y cultura: aproximación a la comprensión actual del fenómeno


Radialistas Apasionadas y apasionados


Viva la radio


Asociación Calandria


ALER


AMARC

Cada quien en su sitio, pero con respeto

Aunque a veces no nos demos cuenta, o se nos pase desapercibido, el sentido del límite es un mecanismo necesario que todos tenemos que aprender a poner en práctica antes o después para defender de lo público nuestra esfera privada.

Pero se trata de sensaciones que uno va racionalizando y esto lo he entendido mejor leyendo este fragmento de texto: “uno tiene la tendencia ahora en pleno siglo XXI a defender la libertad y la eliminación de los límites. Sin embargo los límites nos permiten estructurarnos. Un camino tiene dos bordes que son sus límites. Si no existieran esos límites uno andaría perdido en una especie de desierto. Los límites orientan, son útiles”.

Eso es lo que comenta Marco Aguinis, escritor argentino, que ha venido a la Feria del Libro de Lima, del 22 de julio al 4 de agosto, para presentar su libro “El elogio del placer”.

Pero el escritor argentino -advierte- en una entrevista al diario El Comercio que “la vida es un continuo combate entre las tendencias eróticas y tanáticas. Una apuesta hacia la vida, el crecimiento, el florecimiento y la otra a destruirlo todo”.

Entre la construcción y la destrucción está la educación de los sentimientos al igual que la educación del respeto, ambos son sumamente claves en el desarrollo personal y familiar, porque cruzan, nos siguen, acompañan y ponen o alejan de la vida civil permanente y continuamente. Llega un momento en el que el ser educados nos pone en el centro de la vida y el no serlo nos deja en sus márgenes.

He conocido a gente instruida, grosera y antipática y a personas humildes, sensibles y sencillas cuyos comportamientos me hacían pensar mucho en las diferencias que hay entre ser instruidos y educados. El instruido puede ser una persona leída y especialista en un campo del conocimiento pero tener ínfulas y tratar mal a las personas. Los educados y educadas son siempre personas que respetan a los otros y tienen una capacidad bastante desarrollada para desenvolverse con prudencia y criterio ante cualquier tipo de grupo social.

Esta cuestión se acerca mucho a lo que estuve hablando hace poco con Rocío Silva Santisteban, directora de la carrera de periodismo de la Universidad Ruiz de Montoya en Lima, cuando nos referimos a ese irrespeto que existe todavía en varios sectores de la cultura peruana por las otras culturas, y esto me decía Rocío, se notaba por ejemplo en cómo la literatura peruana aún queda en un segundo plano en las universidades peruanas, cuesta hacer notar a la academia y a la gente que los nuestros en su diversidad cultural también pueden ser ciudadanos y tienen derecho a ser considerados parte integrante de la sociedad.

De todos modos es relevante que estos debates se den en el seno de las facultades de humanidades peruanas y entre sus intelectuales, pues el reconocimiento de la interculturalidad es el segundo paso que está por darse, seguido del buen paso, el de la democracia, que está viviendo en el país.

Para redondear la idea de los límites, la educación y el respeto queda claro que estos son estados de conciencia, actitudes y prácticas que posiciona a una persona en un espacio social real, que el hecho de cultivarlos y racionalizarlos, explicándolos y definiéndolos, posibilitan alcanzar un sitio. Ahora que en el postmodernismo hablamos de libertades y conexiones, se suele olvidar que la privacidad, el auto concepto de sí mismos en un lugar específico está sufriendo modificaciones con el mercado y el consumo, que a su vez han modificado las éticas del trabajo y la responsabilidad.

Para darle más elementos a la reflexión de este artículo incluyo aquí ésta frase sobre la libertad, escrita por el poeta y filósofo italiano Arturo Graff: “Si no disfrutas la libertad interior ¿Qué otra libertad esperas gozar?