Leyendo la edición online del diario El Comercio de Lima me enteré que Juan Julio Wicht SJ ha muerto ayer en Lima, el viernes 12 de marzo. Es una pérdida lamentable, pues se trata de uno de los intelectuales humanistas más lúcidos del Perú de las últimas décadas. Su gesto de quedarse entre los rehenes durante la toma de la residencia del embajador de Japón en Lima, en 1997, por parte del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) hizo de él un ejemplo de valentía y como dijo entonces la prensa peruana se erigió como “un símbolo de humanidad”, pues se quedó cautivo voluntariamente. Ha dejado testimonio de su experiencia como rehén en un libro titulado: “Rehén Voluntario, 126 días en la Residencia del Embajador del Japón”, Edit. Santillana, Lima 1998. Wicht insistió en sus investigaciones, estudios y conferencias en hacer notar la dimensión social de la economía, de inclusión, y pidió a la opinión pública y a los políticos un esfuerzo moral para reconocer, sin mezquindades, los resultados del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional sobre los 20 años de violencia política en el Perú. Conocí personalmente su gran disponibilidad a través de mi amigo, el periodista César Arias Quincot. Pues fue Wicht el jesuita peruano que firmó mi carta de presentación cuando yo me postulé como doctorando a la Pontificia Università Gregoriana. Esta noche he llamado por teléfono a Lima a César, quien me contó que la última vez que vio a Julio fue en una conferencia del Le Monde Diplomatique en Lima, estaba en silla de ruedas y conversaba con desenvoltura, como era su estilo. Fue profesor de economía en uno de los reductos de los economistas peruanos, la Universidad del Pacífico. Su perfil jesuita, es decir académico riguroso, progresista y profesional al servicio de la sociedad, hacen de él, un referente moral y humano. Por su enfermedad no logré concretar una entrevista con él durantes mis viajes a Lima. Su figura queda indeleble en mi memoria. Su nombre está en los agradecimientos de mi tesis doctoral.
Interpretar la realidad y comunicarla forman parte de las claves para entender y vivir la complejidad de nuestros días. Franklin Cornejo Urbina (PhD). Ex docente de comunicación de la Pontificia Universidad Gregoriana. Docente en la Universidad Ruiz de Montoya y en la UNMSM de Perú. Estudio la comunicación y los medios con una mirada hacia los públicos y los contextos. Acceso a mis trabajos: https://scholar.google.com/citations?user=wCTc6PUAAAAJ&hl=es
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