sábado, 19 de marzo de 2011

Etnografías, culturas, personas en tiempos de la globalización



















En los tiempos de la globalización y del postmodernismo estamos pasando de una sociología de las ciudades y los países a una sociología de las personas y de la vida cotidiana, al cambiar los puntos de análisis y de atención encontramos infinidad de modos de vida diferentes, donde el progreso y los dramas de la vida pasan por los comportamientos, las mentalidades, las cosmovisiones que mueven sentimientos y acciones personales dentro de estructuras de historias de vida.

Las etnografías revelan esos mundos convulsos, divertidos, aterradores, esperanzadores, ahí está la importancia de seguir metodologías cualitativas para entrar a los mundos de las personas y participar de análisis y desarrollos sociales. Lo que también veo es que mientras buena parte del mundo vive conectado en Internet, con los televisores encendidos y los ipod tocando melodías que le cantan a las tristezas, el desamor, la rebelión, el amor, o la soledad, otra parte del mundo (pienso en los pueblos de las provincias del mundo, en las sociedades emergentes) depende de su dimensión espiritual y de una música y danzas más bien vinculadas a lo remotamente inexplicable, es decir: la conexión con una cultura tradicional. En suma de cuentas, por estos estilos de vida, por esos caminos espirituales, musicales y narrativos (visuales, orales, escritos, cantados) se está definiendo y re-definiendo el paso de los tiempos.

El eslabón irresuelto de los extravíos de la sociedad contemporánea se encuentra al parecer en una forma de práctica de cultura relacionada con nuestras primeras vivencias en la casa de la niñez y el territorio natal, que en ciclos de tiempo y de vida vamos contrastando con ocurrencias y situaciones del devenir en la realidad. Para que esto suceda es necesaria una consciencia crítica despierta que dé energía a este proceso humano.