domingo, 6 de junio de 2010

La identidad y el lugar en los tiempos de Internet y la Globalización

Internet y la Globalización están generando nuevas formas de comunicación, producción y recepción de significados, “ reestructuran las mentes” y permiten comprimir sin eliminar: el tiempo y el espacio, para algunos críticos son causa o efecto de las sociedades líquidas, sin dejar de lado su impacto mediático hacen de la cultura y la identidad un proceso evolutivo donde el individuo es un participante activo en el consumo de la información.

Como ha hecho notar Jan Servaes (2001) “la identidad cultural se ha convertido en un concepto crucial del debate sobre la globalización, pues las referencias y decisiones subconscientes que hacemos diariamente dan sentido a la información que recibimos y están relacionadas con nuestro concepto del yo y del otro. Esta concepción pone énfasis en el intercambio de significados que se lleva a cabo en el consumo local de los mensajes globales”.

La realidad es que en los tiempos globalizados a los que asistimos hoy “la gente sigue viviendo en lugares” (Thomas Eriksen 1993 citado por Servaes 2001), lo cual indica que el mundo interconectado es una escena en donde gente con diferentes culturas e identidades se encuentra.

Lo que estamos viendo es que el asunto central en los debates sobre la globalización e internet se da en cómo actúan por un lado las industrias culturales, los medios y las corporaciones en la producción de los mensajes globales, y por otro lado, en cómo se van dando en los diferentes contextos culturales locales la recepción de los contenidos, entre públicos “mediatizados” diferentes, ya sean estos “televidentes”, “internautas” o “radioescuchas”, en regiones del mundo, clases sociales y personas con distintos grados de instrucción y acceso individual o colectivo a los medios.

Con lo cual queda verificado el hecho que las nuevas tecnologías de la comunicación logran homogeneizar con su señal mediática a grandes masas de públicos los target groups, por su alcance, pero es el público el que desde su heterogeneidad y preferencias, diferenciándose entre sí, codifica y decodifica los mensajes mediáticos (ver todo el planteamiento de las audiences studies).

Y aquí podemos observar que la comunicación como negociación en la recepción y el consumo cultural (Pereira G. y Cardozo M., 2003) lleva a examinar en los procesos de recepción cómo los públicos codifican y re-semantizan los mensajes de la comunicación masiva, así como a reconocer que en el consumo no sólo existe una racionalidad económica, sino que en él también se manifiesta una racionalidad sociopolítica interactiva, en un contexto social determinado y particular.

Sobre el aporte de la comunicación virtual en la constitución del lugar Servaes (2006) comenta también que “lo que si resulta difícil es determinar si la comunicación ha ayudado a ofrecer un « lugar », puesto que de hecho las culturas se encuentran y se enfrentan, o si más bien ha fortalecido el contexto cultural en el cual los individuos encuentran el « lugar » al cual se sienten atados. Quizás un análisis más cercano mostrará que, aquí también, la comunicación sirve como espada de dos filos: cuál de los dos roles se volverá más prominente es algo extremadamente variado y depende de cada situación particular”.

Hoy asistimos a la implantación del estado conectado y globalizado de la humanidad, el investigador Derrick de Kerckhove comenta que se vive una “democracia virtual” por los weblogs (bitácoras) que parece ser una transmutación posible de la democracia sin perder su principal característica, que es dar poder a la gente en una medida razonablemente igualitaria. La cuestión actual es hasta qué punto es posible que la gran cantidad de población que hay en el mundo participe de manera útil en esas weblogs.

Para de Kerckhove, que es el discípulo de McLuhan, la clave de la nueva identidad reside en lo que él denomina “el yo siendo”, esto es, la propia identidad en continuo proceso de desarrollo para llegar a ser, al igual que en la Física cuántica que “las cosas no son, sino que tienden a ser”.

Así -sigue Kerckhove-, la nueva identidad es una construcción y reconstrucción continua en el momento de utilización, y en línea es fluida y agrupadora, lo mismo que cuando las personas se reúnen e intercambian percepciones unos de otros durante la reunión.

Sin embargo, quedan abiertos algunos asuntos para el análisis del mundo virtual de la comunicación digital donde capas de la sociedad urbanizada sobretodo en las grandes metrópolis queda interconectada (on line) a través de las redes sociales Twitter, hi5, y programas de teleconferencia tipo Skype o MSN, por citar solo algunos programas informáticos, viviendo así una comunicación separada donde se tiende a hablar, a escribir en los chats y a verse a distancia.

Entre esos asuntos podemos mencionar, “la brecha digital” la falta de conexión y acceso a Internet y el analfabetismo mediático todavía involucran a grandes sectores de la población mundial, algunos datos permiten observar la situación de este fenómeno social (ver Sartori, Laura 2006, el mapa mundial de internet de la compañía ipligence http://www.ipligence.com/worldmap/ y las cifras de la Internet World Stats http://www.internetworldstats.com/stats.htm ).

Podemos decir que el gloca-lismo esa doble dimensión que une, aunque si son ambivalentes pero dialécticamente útiles, lo global y lo local seguirá facilitando a los seres humanos la posibilidad de hacer frente desde lo privado y local al universalismo, la necesidad de las sociedades de acercarse a su cultura y al mundo, donde los orígenes tienden a confirmarse frente a la multiplicidad de estímulos y a la diversidad cultural, mientras que las convicciones, las ideas, los valores y la necesidad de encontrarse cobran nuevas perspectivas a través de “la dimensión invisible” de la interconexión por Internet donde se producen significado y encuentros viendo/viéndose/ hablando/hablándose y digitando.

Queda la conciencia que cuando se habla de Internet y la globalización conviene hacer distinciones entre lo que es el mundo virtual y la conciencia diaria de lo que vive la mayoría de la gente en su socialización real, desde el lugar de recepción de los medios e Internet, donde se piensa y se vive en tiempo real, un lugar que los comunicadores no podemos perder de vista en la producción de sentido y significado para emitir mensajes cuando se “navega” en el mundo globalizado de la comunicación digital.


Referencias y Sitios Web

Cifras de la población mundial que accede a internet.

Entrevista a Derrick de Kerckhove: “Las tecnologías reestructuran nuestras mentes”.

Mapa mundial de internet de la compañía ipligence.

Pereira G. y Cardozo M. (2003) “Comunicación, desarrollo y promoción de la salud: enfoques balances y desafíos”, en Gumucio y Tufte compiladores, Antología de la Comunicación para el Cambio Social. Bolivia: Consorcio de Comunicación para el Cambio Social.

Sartori, Laura (2006) Il Divario digitale: Internet e le nuove disuguaglianze social. Boloña: Il Mulino.

Servaes, Jan (2001) “Los medios de comunicación: globalización a través de la localización”, en Revista Científica Digital, Volume 2 - número 3: abril / maio / junho, 6-13 . Unesco - Universidade Metodista de São Paulo.

La encantadoramente extraña ciudad de Milán

Estuve leyendo en la columna “Italians” del periodista Beppe Severgnini, en el Corriere della Sera la polvareda que levantó, con críticas y comentarios a favor entre los lectores, su entrega cómo es extraño hacer amigos en Milán, una ciudad que no goza entre los italianos y los extranjeros de una predisposición pública para hacer amigos y abrirse a la gente.

Milán es una ciudad que recibe a todos, gente del sur, del este, del oeste, del resto de Lombardía, comenta Severgnini, sigue siendo la ciudad italiana de las oportunidades, donde todos nos convertimos en milaneses de adopción, y es metafóricamente “el Farwest” (el lejano oeste) que se espeja en los sueños de los que nunca lo han pisado”, dice Borges en sus escritos sobre el forastero.

Esta es una ciudad donde la gente no tiene tiempo para reunirse, hablar, hacer amigos, porque está más ocupada con su “hiper -activismo” en hacer y deshacer, entre cigarrillos y tacitas de caffè parados en el bar, o en el balcón de las oficinas mirando el cemento de la metrópoli. Por eso que la gente en Milán corre el riesgo de ser brusca, apurada y acalorada, se necesita paciencia e intuición para activar lo que no es común aquí: conversar espontánea e inmediatamente sin que no se hable siempre de trabajo.

Vivir en la metrópoli milanesa es todavía más difícil si no se vive la ciudad de adopción con los ojos y la novelería de un viajero, con las ganas de descubrir y encontrar el sentido de este mundo, y los sentidos de lo que uno es y no es en relación a un territorio con sus historias, tiempos y su gente, es ir desafiándose a encontrarse con uno mismo en relación con los demás, y una cuestión que para los viajeros, cruzadores de frontera, resulta ser la novedad necesaria para ir viviendo la doble alma de la vida (lo bonito y lo feo) del que busca mejorar la vida logrando objetivos para ver “con otros ojos los paisajes del mañana”. Uno de esos viajeros fue Hemingway que inspiró su novela “Adiós a las Armas” entre otros sucesos a su paso por Milán.

Es justamente ese sentido de lucha privada y personal, ese método a veces paranoico, con el que se vive la ciudad lo que más me sorprende de estar aquí, es la perseveranza que desvela la pasión por triunfar, suerte de DNA de todo aquel que ha vivido, sufrido, caminado y crecido en Milán. La historia de esta ciudad se ha forjado persiguiendo la idea económica capitalista de hacerse dignos trabajando, con lo cual hay una forma sistemática en la gente y en su trato que es a su vez causa y efecto del socializar en Lombardía.

Aquí cada uno de los individuos individualistas salen de sus casas cada mañana y se convierten en ciudadanos mientras conducen sus autos, en trabajadores en las oficinas, en profesionales en sus múltiples oficios, todas y todas inmersos en un sistema de trabajo que mueve los tentáculos de las múltiples y heterogéneas sociedades empresariales, comerciales, comunales, provinciales, regionales y multinacionales; los servicios y la política hacia estándares de excelencia y modelos de solvencia, con un modo di fare (de hacer) haciendo el punto de la situación que es más lombardo que italiano. Luego al terminar el día todo es silencio, las calles se vuelven solitarias y las luces hogareñas reflejan las ventanas cerradas de la privacidad ajena a la ciudad.

Algunos críticos dicen que Milán es una ciudad de transacciones económicas en vez que de relaciones interpersonales, sin embrago, Mediolanum (vocablo del que se cree viene la palabra Milán) no le ha quitado la personalidad discretamente independiente a sus conciudadanos de ayer y hoy, y de eso han dado fe: Leonardo da Vinci, Antonio Raimondi, Alessandro Manzoni, Montanelli, Enzo Biagi, Giuseppe Verdi, Carlo Maria Martini, Dario Fo entre otros célebres milaneses.

En lo personal, lo que me atrae de Milán es su método intrínseco de trabajo, en una de las bases del Duomo los primeros constructores han dejado un testimonio humano de ello esculpiendo un escultor con un cincel en la mano (anno 1386), y aunque a veces me desubique frentre a su silencio, sus formas y disimulos, es el lugar donde más he visto moverse al estado y a la empresa privada a favor de la familia, la casa, el trabajo y el mercado de consumo; aún así ésta città -donde todas y todos somos los brazos y la fuerza del mundo del trabajo, “lottando sempre” (luchando siempre) para salir adelante- se toma el protagonismo de las vidas de las y los milaneses, gente que por su empeño y ocupaciones se cansan, se olvidan y a veces postergan en el tiempo citas y reuniones para estar juntos entre amigos.

El principio de responsabilidad

El periplo social del hombre y la mujer de nuestros días alternan progresivamente esferas privadas y públicas en el que lidian la autosuficiencia y el deseo de entrar en comunidad. El drama y la opción de nuestro tiempo es asistir a la degeneración de la persona y a aceptar niveles de responsabilidad social.

Si uno quiere ser autosuficiente entonces no tiene sentido creer en Cristo, porque desde una dimensión religiosa Él es quien promete el Paraíso a los que lo siguen y comparten el mundo con su prójimo, manteniendo viva la fe.

La lectura filosófica dice que el hombre es existencialista, racionalista, logra niveles de sabiduría y que lo define la razón. Por su parte, la sociología dice que el hombre es un ser gregario y como tal vive en comunidad, sigue comportamientos y cumple relaciones sociales en mérito a esa comunidad que le da vida social.

Los existencialistas, los espiritualistas, los peregrinos, los viajeros, los cruzadores de confínes son quizás aquellos sujetos, un poco más interesados en interpretar la vida, que con sus testimonios nos pueden ayudar a dar respuestas “un poco más claras” de lo que significa la vida. Esas respuestas claras las buscan, y a veces las encuentran, solo quienes se atreven a interrogarse con preguntas serias y tratan de explicarse, interpretándolas con sus propias vidas, las causas de los procesos, de los efectos y de las situaciones. En el fondo, el determinante que hace que la vida de una persona tenga un cierto sentido y logre la felicidad es la dignidad.

Una persona digna de ser tal, será capaz de superar las crisis, las alturas y los valles oscuros de la vida. La dignidad es una cuestión de roles sociales. Así cabe recordar que no hay dignidad si no se tiene conciencia crítica del papel que uno cumple en la sociedad. El padre de familia no será tal sino se da cuenta que sus conductas y su presencia en la familia son claves para mantener una cohesión y dar bienestar a su prole. Ser y parecerse lo más que se pueda al rol social que uno representa en la sociedad es una de las variables del éxito.

En Estados Unidos y en Europa se da mucha importancia a la imagen personal y a la estética, porque esas son algunas de las variables donde se resalta a la persona en sociedad, algunas veces esas variables sirven sólo para mantener sociedades de consumo. Las variables del desarrollo son la educación, la cultura del trabajo y la moral.

Con la revolución de los medios de comunicación uno descubre que aquello que define al hombre y a la mujer es su estilo de vida, su fe, su sabiduría, sus victorias y dramas. Para hacer que todo esto se convierta en una historia de vida hace falta una conciencia crítica que como el péndulo de un reloj organice el tiempo entre lo utópico y lo pragmático, entre la fe y la praxis. La utopía es etimológicamente una idea sin lugar, que puede convertirse en realidad cuando encuentra una posición social, en la mente y el comportamiento de la persona, en medio de un tiempo abstracto, extraño, a veces ajeno, la posición social está hecha de definiciones conceptuales y vivencias existenciales, donde casi siempre como me decía mi profesor el jesuita Robert White, uno tiene que preguntarse: ¿y cuál es el problema serio?