sábado, 24 de abril de 2010

Consumo y modernidad en Lima

El efecto multiplicador de la economía de mercado ha llegado a Lima, la ciudad capital del Perú, pienso en eso mientras desde mi mesita, con tres sillas, en un restaurante, el Wilton’s en el Ovalo Higuereta en Surco, me sirvo un café y saboreo una torta de chocolate. Esta otrora discreta panadería y cafetería ha cambiado en un año y medio, ha pasado de 3 a 10 mesas y de 5 a 10 empleados.

Hay un mercado y consumidores, y creo que este ejemplo refleja lo que está pasando en las principales ciudades del país, hay un impulso de la economía del comercio, de servicios y eso está generando nuevos puestos de trabajo. David Booshart, un experto suizo en comercio minorista, denominado “retail”, comentó en el diario El Comercio, que existe una combinación entre la regionalización y la identidad en el éxito de la tienda comercial, porque esos negocios incluyen los gustos locales y los aspectos globales de manera novedosa y atractiva.

Así es, en la panadería-cafetería donde ahora estoy veo tamales, jugos de lúcuma, jugos de papaya, chicha morada, pastel de acelga, en suma de cuentas productos de nuestra cocina local en un ambiente de cafetería de tipo europeo, con empleados uniformados y música pop en español. Incluso se sugiere al cliente que puede pagar con tarjeta de crédito tipo VISA, por un consumo mínimo de 10 soles. Los peruanos estamos entrando a la modernidad como consumidores y agentes globales, sucede en todo el mundo, no nos asustemos, el mercado no es malo si se le reconoce los beneficios y se limitan los vicios, que trae consigo este y cualquier otro proceso socioeconómico.

El capital económico se está incrementando con el ingreso de nuevos inversionistas al mercado, una cementera, la Cemex, acaba de anunciar que abrirá una planta al sur de Lima con una inversión de 230 millones de dólares. Si a esto se suman los Tratados de Libre Comercio que ha firmado el Perú con China y con la Unión Europea, el cual será confirmado en mayo próximo, tenemos un mercado emergente que empieza a ser destino de capitales y centro de transacciones importantes.

Ahora que he llegado a Lima, desde Italia, la última vez que estuve aquí fue el 2008, veo una ciudad en construcción se están concluyendo las obras de transporte público masivo, el Metropolitano, que reconfigurará la movilidad de norte a sur y de oeste a este, además se han reiniciado los trabajos del Tren Eléctrico, obra políticamente olvidada y hoy muestra de reingeniería. Las periferias de Lima son los nuevos polos de desarrollo comercial y los peruanos de todo el Perú caminan, viven y construyen en una ciudad, que ya no le es ajena, sino suya.

Los nuevos peruanos son propietarios de departamentos ubicados en sendos edificios que surgen por doquier. El peruano joven y moderno de hoy que vive en Lima está estudiando alguna carrera técnico profesional y tiene poder adquisitivo. Es pues un emprendedor y sus negocios y trabajos le están empezando a dar satisfacciones. Los grandes centros comerciales donde se venden materiales de construcción y artículos para la casa, los Sodimac, Ace Home Center y los Tottus son un ejemplo de esa multiplicación de ofertas, puestos de trabajos y consumidores. Lima se ha vuelto más cosmopolita, y tiene un norte puesto en su mismo desarrollo. Parece ser que los nuevos peruanos se sienten bien en nuestra patria, celebran su comida y creen en su desarrollo, más que aquellos peruanos que vivimos las crisis económicas, el terrorismo y la crisis moral del fujimontesinismo. Y que al final migramos.

Me siento feliz viendo la dedicación de la gente en sus trabajos, esta energía de optimismo y fe en que las cosas se superan. Obreros, empleados, gente de a pie, muchachos y muchachas, eso sí más jóvenes que viejos, porque el Perú es un país de jóvenes, sonriendo y trabajando. La economía no está hecha solo de números, es también un indicador de cómo se vive, y por eso hoy reconozco desde esta parte del Perú, una Lima económicamente activa.