sábado, 26 de diciembre de 2009

Un Feliz Nuevo Comienzo


Cuando se llega a fin de año se hacen una serie de balances, se piensa en el tiempo que se ha ido, uno recuerda una y otra vez los proyectos cumplidos y los que están por llegar, se vuelca la atención y la mirada hacia aquellos proyectos lamentablemente truncados, mientras se intuye lo que está por venir.

Al aguzar la mente, uno se puede dar cuenta de cómo el cambio del calendario podría ser la ocasión para una introspección (el hablar hacia adentro), al final lo que importa es que surja la síntesis y la renovación (es decir algo nuevo o una forma de modernidad) de nuestra propia vida en la apuesta por la corazonada secreta, un ideal que se mantenga en el tiempo, unido al afán de superación que nos motive a seguir trabajando pese al cansancio, el desaliento y los tiempos difíciles.

¿Pero en qué podemos pensar para mejorar? ¿Cuáles son las claves para tomar conciencia de nosotros mismos frente a nuestras propias decisiones? ¿Cómo lograr no perder el tiempo sin dispersarnos y centrar en el blanco sabiendo que lo que se está haciendo está bien y traerá buenos resultados? ¿Qué es lo que nos puede inspirar para perseverar en nuestros propósitos?

Las preguntas son oportunas en los tiempos de cambios, porque razonar es una forma de preguntarse a uno mismo y preguntar a los interlocutores. Buscarle respuestas a nuestras inquietudes, dudas, curiosidades es ir aprendiendo a entendernos y comprender nuestras acciones ante los demás. Por eso nunca dejes de preguntarte.

El ir razonando es vivir el tiempo de uno mismo, la aventura inolvidable de verse uno mismo despejando dudas, superando dificultades, acertando cuestiones complejas, dialogando con el mundo, entrando a lugares donde uno nunca imaginó que podía ir, proponiéndose metas imprescindibles en relación a la familia, los estudios, la salud, el futuro, los sentimientos, la tranquilidad, la libertad, la fe, la esperanza, el optimismo.

Sobre mi pregunta inicial de ir buscando inspiración recurro al polifacético Leonardo Da Vinci que comentaba en sus “Escritos Literarios” (publicados en 1952) lo siguiente: “cada acción se ejercita con el movimiento, conocer y desear son operaciones humanas. Discernir, enjuiciar y aconsejar son actos humanos. Nuestro cuerpo depende del cielo y el cielo del espíritu”.

En esta propuesta de posibles soluciones optimistas es oportuno echar mano, también, a “Los diálogos” de Seneca, quien dice que “es feliz quien posee un recto juicio, feliz es quien se alegra del presente, de cualquier tipo éste sea, y ama lo que posee. Feliz es también quien tiene el propio modo de ser sostenido por una razón”.

Las historias que nos cuentan y nuestras propias historias son influencias espirituales, humanas e ideológicas y puede convenir entenderlas, en sus múltiples sentidos y medios, para formar una nueva síntesis porque como en el bosque uno en la vida se encuentra con demasiados abismos, curvas, caminos largos y refugios. Por lo cual, se necesitan referentes para la reflexión. La razón es un faro que ilumina las cartas de la civilización: la conciencia y el conocimiento. Entonces, la biografía o la autobiografía razonada pueden ser  importantes para ir entendiendo la vida.

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