lunes, 17 de noviembre de 2008

La palabra y el ser

"¿Acaso en la palabra no reside el ser? "

- Con una de estas preguntas, Max Silva Tuesta, psicoanalista peruano introduce sus conversaciones-encaramiento-confrontación-discusión con su maestro Carlos Alberto Seguin, médico y psiquiatra peruano que introdujo la medicina psicosomática en el Perú.

Conversaciones con Seguin. Max Silva Tuesta (1979)

viernes, 14 de noviembre de 2008

Il coraggio culturale di Obama


La storia cambia e per questo, per il solo fatto di poter contribuire a cambiare la storia, vale la pena vivere un sogno. Sarebbe questa la premessa da incorniciare davanti alla elezione di Barack Obama (47 anni), il primo presidente afro-americano degli Stati Uniti. Lui rappresenta il coraggio culturale che contrasta il pessimismo anti-meticcio, la possibilità riuscita che lo sforzo personale, l’educazione come sacrificio, la vita in politica e il fatto di credere nel cambiamento sono tutti impegni e lavori, che messi nel insieme possono fare un’esistenza umana piena di valori e ideali.
L’esperienza politica del presidente Obama, ha dietro di sé una biografia, una famiglia, un percorso universitario e un’attività in politica (lavorò per quasi 10 anni con poveri dei sobborghi di Chicago) dedicata a sorpassare i confini del establishment, lo status quo e i luoghi comuni di quella società americana, che sottovoce o in sordina attivò il razzismo contro i neri, giustificando che tra i neri non c’era gente preparata per incarichi di rilievo politico né istituzionale. Che bello è assistere a questo momento storico dove un uomo di origine africano, con una famiglia non facile (madre giramondo e padre poligamo) si è presentato a Chicago la sera del 4 novembre del 2008 come il quarantaquattresimo presidente di un paese dove gli ex padroni avevano schiavi neri, e dove diverse generazioni di neri hanno esperimentato l’odio razziale e l’apartheid. C’e da ricordare che negli Stati Uniti i neri hanno trovato la libertà dopo l’abolizioni della schiavitù, 147 anni fa. Ma ancora oggi continuano a soffrire la povertà e il ripudio, di una politica e società che non li ha integrati del tutto nel tessuto sociale e istituzionale del paese. Ecco perché tutto il mondo ha seguito questa campagna elettorale tra Mc Cain (repubblicano) e Obama (democratico) come il confronto tra un nero e un bianco per la presidenza della “Repubblica imperiale”. Con l’elezione di Obama non c’è solo l’elezione del presidente, c’è un cambio epocale di mentalità, un cambio di civiltà e la possibilità che Obama con la sua politica sociale, possa avviare il progetto di assistenza universale, che non era totale nella cosiddetta società democratica statunitense. Nel piano economico, l’amministrazione Obama intende dare attenzione alla politica fiscale ed un rilancio attraverso la domanda, ma anche aiuti alle collettività locali più colpite dalla crisi immobiliare, regolando un capitalismo cha ha esagerato con la speculazione, il credito facile, fuori dal controllo dei sui protagonisti. Insomma nell’elezione di Obama c’è la speranza della distribuzione della ricchezza, di una politica più attenta al cittadino comune e di apertura alla comunità internazionale.
Obama che è stato chiamato il “Kennedy nero” perché giovane e colui che incarna la speranza, è la rinascita morale, sociale, politica ed economica americana e mondiale. Lui è visto dagli americani e dai mass media internazionali come “il presidente globale” o “il presidente multiculturale”, degno rappresentante di una società moderna nata dall’immigrazione intercontinentale e le lotte per la cittadinanza fra culture di diversa origine. Obama ha capovolto la sociologia, la politica e la storia non di un paese ma del mondo simbolico e culturale soprattutto di quel mondo fossilizzato, materialista e antistorico, che crede ancora che nulla cambia. Ecco perché Obama è l’esempio del coraggio culturale, e l’esempio vivente che si può credere ancora nella democrazia, che vince al razzismo e dà voce ai giovani in politica.



miércoles, 24 de septiembre de 2008

il compito del sociologo

"Il compito del sociologo è quello di ricuperare il legame perduto tra afflizione oggettiva e esperienza soggettiva. Questo compito è diventato più urgente e indispensabile che mai".
Modernità liquida, Zygmunt Bauman (2002)

viernes, 8 de agosto de 2008

La nueva comunicación

"La nueva comunicación ya no es definida como una simple cuestión entre dos personas, sino como un sistema circular, una orquesta donde cada uno cumple una parte y donde todo el mundo realiza una partitura invisible".
La nouvelle communication, Yves Winkin (1981)

lunes, 28 de julio de 2008

El Perú antiguo-contemporáneo

Todo aquello que en el Perú representa su pasado remoto, hoy no es sólo su pasado ancestral sino también su pasado próximo. En un país antiguo como el Perú, subestimar el poder simbólico y cultural de la mayor parte de su población implica la enésima negación de su identidad histórica india y mestiza, lo cual sería como imaginar los Andes sin los incas o la antigua Lima sin balcones.
Ver lo simbólico en nosotros y lo que está detrás de nuestras prácticas simbólicas nacionales podría ayudar a interpretar una forma de identidad y de poder diferente, única y útil, para entender el destino histórico de los contextos culturales diferentes del Perú y del mundo entero. Como el mundo árabe, africano o asiático, donde, al igual que en el mundo andino (viéndolo sin perogrulladas) lo simbólico, el folclor (que es como dice Freud el sueño onírico del hombre social), la metáfora, el paradoxo, la contradicción y el contraste son el germen del encuentro de las culturas diferentes.
Unas culturas diferentes que se presentan en nuestros días bajo la forma de realidades sociales que permiten vivir cotidianamente a miles y miles de personas, y que en el caso peruano, viven y trabajan en las periferias marginales de las ciudades, en los mercados, en las vías públicas, en los páramos costeños, en las zonas rurales de los Andes y en las selvas de la amazonia.
Esta es una tarea de reflexión con los semiólogos, los indigenistas, los antropólogos, los etnólogos, los sociólogos, los historiadores, los novelistas, los poetas y los hombres y mujeres de a pie.
Una cita reflexiva con Desiderio Blanco, Arguedas, Mariátegui, Basadre, Porras, Vallejo, Vargas Llosa, Matos Mar y los silenciosos habladores del Ande que llevan todo su tradición oral en la cabeza y en la historia oral narrada cara a cara, en la música, y en los ritos ancestrales del baile y el cuento.
Los políticos y los economistas se deberían permitir también un encuentro con todos ellos para exaltar sus vocaciones y el modelo de civilidad al que aspiran embarcar a la nación peruana. Encontrarnos con todos ellos como ciudadanos, estudiantes, profesionales, dentro del rol social en el que querramos, vivir por unas horas sus realidades, ver seria y críticamente sus panoramas cotidianos, sus visiones, oir sus comunicaciones, significa descubrirnos a nosotros mismos como personas y como sociedad, como economía, cultura y política, para advertir que lo tradicional y lo moderno de nuestra cultura están más próximos y más vitales que las muy buenas propuestas de un museo y que la remota demagogia, el complejo social y las míticas propuestas de civilidad sin fondo en la que nos hemos amacado durante varios siglos de duda.
Es pues en esos encuentros íntimamente sociales, sin aislarnos del mundo entero, en los que podemos tratar de encontrar las evidencias para aspirar a resolver « objetivamente » nuestras esferas individuales y colectivas, allí mismo en el gran flujo de los eventos sociales razonados y en la historia de las personas de todos los días.
El de hoy es un Perú antiguo-contemporáneo que define su identidad en la ciudad y en el discurso de la interculturalidad mundial.

La aldea local y los sujetos sociales


Para muchos de nosotros, la comunicación masiva se produce hoy durante el encuentro virtual entre las tecnologías de la comunicación como la televisión e Internet y las audiencias compuestas por personas individuales y familias en ese espacio-dimensión de interrelaciones que es la aldea global, donde más o menos todos estamos interactuando por ser globales (la nueva identidad comunitaria mundial) y donde se ven los mismos programas televisivos, sean estos series, filmes, telenovelas, documentales, transmisiones deportivas y narraciones de noticias en tiempo real. La música y las radios son también medios de gran consumo mundial.
Los efectos de estas transmisiones televisivas cambian, al igual que sus usos sociales los cuales son realmente muy variados, el contexto incide y con este las relaciones interpersonales que se realizan entorno al aparato de televisión.
La casa y la calle (pienso en una forma de calle como el de las favelas, los barrios y los mercados populares latinoamericanos). Estos dos espacios sociales, la casa y la calle constituyen diversificaciones de la audiencia en el contexto.
Hay culturas notablemente televisivas, como la cultura americana o la anglosajona, que tienen como primer punto de referencia tele-comunicativo al televisor, pero hay culturas más propensas a la música y a la voz, que a la imagen, y que además de ver televisión, fuente masiva de información y de entretenimiento dedican mucho tiempo del día escuchando música y programas de radio.
Entre ambas culturas hay que reconocer la creciente cultura multimedial, la cultura de Internet, que reúne en un solo medio: imagen, texto y música. Se calcula que hay un millón y medio de internautas con página propia en la red de redes, según un reporte del forum económico mundial de Davos.
Imagen, texto y música se retroalimentan en una interrelación infinita de codificadores y decodificadores.
Cada cultura tiene debido a unos procesos sociales, culturales y económicos una preferencia por un medio de comunicación masiva, con lo cual la tesis del profeta de la sociedad electrónica Marshall Mc Luhan de que “el medio es el mensaje” ha llevado, en los años 90, a algunos investigadores de los medios a estudiar los factores que propician la elección por un medio y los rasgos de la audiencia.
Han sido estos estudios sobre la antropología del público televisivo, las etnografías de los medios de comunicación, y las sociologías de los medios, que se interesan por el mundo colectivo de los televidentes, radioescuchas e internautas, los que han trasladado el discurso de la aldea global a la aldea local, relacionando la producción del mensaje de los grandes medios de masa con el uso del mensaje por parte del público en una localidad, pueblo o ciudad, en zonas rurales y urbanas, en las culturas de élite, en las más populares también, y en aquellas culturas donde los adolescentes y jóvenes tienen gran competencia tecnológica pero en contraposición pocas relaciones sociales.
Los resultados de estos trabajos que parten de una hipótesis inductiva desde el público mediático están revelando hervideros de significados donde circulan imágenes y música de radios y televisores instalados en medio de sociedades cada vez más híbridas, que se definen entre sí con telenovelas, canciones de amor, partidos de fútbol y noticias.
Es allí mismo, en este entramado social y cultural de recepción de los medios, coinciden los mediólogos Roger Silverstone, Jesús Martín-Barbero, James Lull, Néstor García Canclini y Thomas Tufte, donde los sitios y estilos de los territorios culturales (antiguos y contemporáneos) están cambiando en un proceso de modernización intenso y heterogéneo en el cual la gente se esfuerza por organizarse culturalmente, con el fin de crear su identidad personal y sentirse segura, frente a una sociedad de iguales y diversos, que se presenta tan disímil, cercana y ajena como ocurre en las grades metrópolis occidentales.
El hogar, la familia y la casa (el ambiente doméstico) y la organización de la esfera pública y la esfera privada son categorías que están ayudando a entender la cultura mediática de un campesino en las alturas de Huancavelica en Perú, una familia de las capitales latinoamericanas, un empleado de las fábricas en China o de un niño en los edificios de casas de Europa.
La vida cotidiana y la domesticidad son parte del objeto de estudio de los Cultural Studies y de los Media Studies que buscan cada vez más comprender y elaborar hipótesis acerca de cómo la cultura mediática entra a formar parte de nuestras vidas, con unas implicancias aparentemente inexistentes, pero que dejan una huella o permiten a muchos organizar el lugar-espacio del hogar para encontrar una domesticidad hecha de prácticas culturales entre hombres y mujeres donde surge la persona y el sujeto social.
El fenómeno de la masificación de los medios, la globalización y las nuevas tecnologías cobran realidad y dejan de ser del todo virtuales cuando se ponen todos estos procesos mundiales bajo la lupa de la cultura, el hogar y la persona, tres niveles de análisis, donde formamos nuestros referentes, la índole social de cada persona.
Estudiar los medios desde las personas tiene un sentido particular y se vuelve hasta una vocación que intenta comprender que los miembros de la aldea local, mediáticos, integrados o excluidos no viven en un campo libre, como la casa o cualquier otro lugar, sin ser o estar influidos por factores textuales y tecnológicos, la agenda ideológica y las fuerzas que ellos contienen y a las que ellos se imponen y contrarrestan.

domingo, 20 de julio de 2008

Fattori per una cittadinanza mondiale

Intervento di Franklin Cornejo (educatore nell’Istituto Martinitt e Stelline di Milano) per il convegno “Educazione allo Sviluppo per una Cittadinanza Mondiale Culture, Competenze, Saperi e Curricoli Esperienze italiane e internazionali a confronto” 16 e 17 aprile 2008 – Milano.
Inanzitutto ringrazio a gli organizzatori per il invito, ma mi scuso perche’ non posso esserci qui di persone comunque ci tengo a inviarvi le mie considerazioni riguardo al tema del convegno.
Sono in questi giorni in Peru’ e da qui saluto a tutti con grande piacere. Queste sono le risposte alle 6 domande.
(Grazie, e buon convegno! Milano, 10 aprile 2008).

Domande Tavola Rotonda Mattino (coordinata per Pina Sardella)

Domanda: Pina Sardella (P.S.)
Avendo l’opportunita’ di far dialogare persone impegnate nel processo educativo in paesi ed ambiti diversi, comincerei col chiedere loro cosa intendono per “cittadinanza mondiale”
Risposta di Franklin Cornejo (F.C.)
La cittadinanza mondiale e’ l’opportunita’ che abbiamo tutti noi per fare realta’ che la nostra sfera personale e sociale si possa realizzare dentro una cultura, un comportamento e una pratica per la pace, la dignita’ e la responsabilita’ con noi stessi e con gli altri.
Cittadinanza mondiale e’anche una visione di societa’ che permette capire e mettere in atto azioni civili ed educative in un contesto sociale come quello di oggi, segnato per la globalizzazione, la modernita’, gli incontri tra culture diverse, la immigrazione e campagne a favore della pace e di lotta contra la poverta’.
(Domanda P.S.)
Il processo educativo e’ un atto eminentemente político: presupone si sappia “per quale mondo” si sta educando. Come viene coniugata l’utopia con le concrete condizioni in cui si opera?
(Risposta F.C.)
Le concrete condizioni in cui si opera l’utopia e’ sempre l’educazione.
In un mondo sempre piu’interculturale si fa richiamo a una educazione per l’uguaglianza, al rispetto tra le persone ed alla diversita’ culturale.
L’educazione si svolge con l’essercizio del rispetto altrui, la pratica del ruolo professionale, la vocazione per dedicare tempo e voglia di fare alla comunita’ di significato che ci accoglie come la scuola, la famiglia, il lavoro, la chiesa, l’universita’, il gruppo di amici, etc.
Credere nell’educazione si collega a una visione del professionale con coscienza sociale, impegnato con la sua professione e la societa’.
(Domanda P.S.)
Cosa serve per educare alla cittadinanza mondiale? Ci sono saperi indispensabili? Quali, tenendo conto dell’eta’ dei soggetti coinvolti? e tenendo conto del Paese? della localita’?
(Risposta F.C.)
Penso che sia utile qui, a partire della mia esperienza, sugerire di capire la trilogia societa’, cultura e comunicazione, perche’ ci permette di capire la cultura sociale, la cultura comunicativa e il nostro essere sociale dentro un mondo fatto di persone, societa’ e culture. Come parte dei saperi credo che sia utile proporsi come osservatori attenti della realta’ e protagonisti costruttori di senso e significato. Lo quale si traduce in un interesse per capire le culture e societa’ diverse, svolgendo sempre la variabile educazione nella nostra vita quotdiana.
La metodologia per educare alla cittadinanza e’ piu che altro qualitativa, partecipativa, critica interattiva, di ascolto e di inclussione. L’importanza della cittadinanza mondiale e’ che forma parte dell’educazione alla realta’ attuale.
(Domanda P.S.)
E poiche’ non basta “sapere”, quali competenze debe acquisire chi vuol essere “cittadino del mondo”?
(Risposta F.C.)
Perche’ e’ inanzitutto una pratica, che fa un richiamo a un comportamento sociale coerente al discorso di quello che e’ essere cittadino del mondo.
(Domanda P.S.)
Come definire e articolare il criterio della “responsabilita’”? responsabilita’ di chi? verso chi? a quali condizioni? in che misura?
(Risposta F.C.)
E’ una condizione etica, che fa riferimento al comportamento sociale.
La misura di tutto e’ l’uomo e la donna in quanto esseri intelligenti, capaci di deliberare, capaci di essere consapevoli che la loro condizione non e’ solo personale, individuale, ma anche gregaria, di convivenza, in una rete di relazioni, rapporti e intercambi con il mondo sociale.
Si tratta di una responsabilita’ verso me come persona e soggetto critico e verso gli altri. E’ una condizione di rispetto, dialogo e capacita’ di ascolto. Piu’ che una misura e’una condivisione, una disposizione per l’intercambio, che si realizza nel impegno e il compromesso sociale.
(Domanda P.S.)
Quali esperienze significative sono state sperimentate dai singoli nostri ospiti?
(Risposta F.C.)
Per me la esperienza di educare e sopratutto di imparare degli altri: l’intenzionalita’ di creare, trasformare la realta’ e lottare per una condizione, un’ideale, un sogno. Essere coinvolto nella solidarieta’, il rispetto condiviso. Una esperienza che mi ha permesso di capire che la condizione umana e’ solitaria e contemporaneamente sociale, e che solamente la cultura, l’educazione e la comunicazione possono fare che il cittadino diventi persona e la persona cittadino. Essere cittadino del mondo si realizza quando esiste la liberta’ che implica il rispetto delle norme. Trasgressione e norme, deliberare sul bene e il male sono da sempre le dimensioni dove l’uomo e la donna lottano per diventare persone per il bene o persone per il male.
Essere cittadino del mondo e’ una opzione per fare il bene e per lo sviluppo.

Jean Paul Sartre

Sólo pueden hablar de él hoy, en la realidad de su muerte, unas letras grabadas en la lápida de su tumba: “Jean Paul Sartre 1905-1980”. Su epitafio abarca la memoria del tiempo que no olvida el paso de la historia. Se me hacía imposible, creo que por lo del mito, imaginármelo allí, adentro, en ese bloque de granito blanco, que es su tumba, al ingreso de la puerta principal del Cementerio de Montparnasse en París. Recuerdo que me quedé casi una hora frente a su tumba recordando los textos de su libro, “La náusea”, antes de ir en romería a las tumbas de César Vallejo y de Julio Cortázar, los otros dos inquilinos entre otros muchos de esa extrema morada de ilustres parisinos. En estos días se recuerdan los 25 años de la muerte de Sartre acaecida el 15 de abril de 1980 y sus biógrafos le han dedicado artículos de prensa para recordar la memoria del “escritor-artista” que abrazaba una ética del empeño fundada en la acción y en el hecho de poder justificar su propia existencia solamente en el hacer. “Nosotros somos nuestras acciones, son nuestras acciones las que nos justifican, nosotros condenados a ser libres y que tenemos miedo de la libertad”, decía Sartre.
Roma y Venecia eran los destinos favoritos de Sartre. En Roma pasaba tardes en la Piazza del Pantheon, se alojaba siempre en un hotel de esa bellísima plaza, en compañía de Simone de Beauvoir. Cuenta su amigo italiano, Olivier Todd , en una entrevista publicada por el diario, Il Sole 24 ore, que Sartre no era un buen orador y que desconfiaba de los escritores que saben hablar muy bien. Y que en compensación era divertentísimo. “Hacía reir hasta las lágrimas y tenía un gran sentido del humor”, comenta Todd, que agrega: “tenía una capacidad para hablar en privado, con un torrente de palabras artificiosas, era magnífico”. Del polifacético Sartre político, filósofo y escritor quedan, según Todd, “el Sartre escritor, que podía escribir hasta 14 horas seguidas, y sus golpes de genialidad”. Pero Sartre amaba la paradoja y se dice que una toma de posición de su frase más famosa: “estamos obligados a ser libres” fue rechazar en 1964 el Premio Nobel de Literatura.

Conversando con la hija del reportero Kapuscinski

Para que Ryszard Kapuscinski se convirtiera en el patriarca de todos los reporteros modernos, tuvo que sacrificar a su familia. La fotógrafa Rene Maisner, única hija del desaparecido periodista polaco, lo recuerda en esta entrevista para Variedades (suplemento del diario El Peruano).
A inicios de junio, me cité en Milán, gracias a una periodista freelance polaca, con Zojka Kapuscinska, la única hija del famoso reportero Ryszard Kapuscinski, quien falleció en enero de este año, a los jóvenes 74 años. Sin reticencias, la Kapuscinska, de 50 años de edad, me contó pasajes de su vida y la nueva identidad que lleva por ser hija del infatigable periodista, autor de exitosos reportajes sociales, políticos y humanos. Él escribió sus obras a partir de sus propias percepciones de reportero. En uno de sus muchos libros, Los cínicos no sirven para este oficio, el cronista polaco reivindica la idea que “hay que vivir los hechos con la gente antes de escribir sobre alguien”. Pienso en esto mientras voy al lugar del encuentro con Zojka, una cafetería milanesa de la Piazza del Duomo.
Ya juntos, bebiendo café, se me ocurrió empezar por el fin, ¿cómo vivió la muerte de su padre? “Estoy triste por su muerte, pero feliz porque Kapuscinski logró realizar su identidad en pleno, me contestó, sin vacilar”.
¿Quién es Kapuscinski para Zojka, su hija?
−Fue un padre ausente, que dejó a su familia atrás para dedicarse a su carrera, viajaba siempre y no teníamos temas en común. ‘Tú, fotógrafo; yo, reportero’, me lo repetía él mismo muchas veces. He compartido con mi padre otras cosas y eso ha sido su identidad viajera y el avant-garde del siglo XX, arte que fue nuestro tema en común. Zojka me hace notar que Kapuscinska es la forma femenina de Kapuscinski.
Luego, mientras encendía un cigarrillo, completó: “Pero, en realidad, mi nombre es otro”.“Para los demás yo soy Rene Maisner −me lo subraya en un papel−, la nueva identidad que me hice desde hace 15 años para tomar distancia de mi padre. Yo no he querido ser un apéndice de él y de su fama.
He seguido su carrera fuera de Polonia cuando me fui a vivir a Canadá en los años 70. He leído sus libros y nos veíamos esporádicamente entre Europa y Canadá”. Mujer bajita, cortés, de cabellos oscuros y anteojos redondos, la Kapuscinska se reveló como una gran conversadora en español −estudió el idioma en México y Polonia−. Así, Zojka, quien ahora vive en el Chinatown de la multicultural ciudad de Victoria, en la Isla de Vancouver, Canadá, recordó también que Maisner, su nuevo apellido, se remonta al árbol genealógico alemán de su madre. “Lo mío ha sido un esfuerzo de crear una identidad. Es sobre esto que yo trabajo. Una identidad que supera un nacionalismo y que está superando una visión de género”, me dice.
La identidad interpretativa de Zojka- Rene, la forma como ella ve el mundo, se vincula a lo que decía su padre sobre encontrar “los mecanismos” y “las estructuras” de la realidad, y explicar sus causas apoyándose en la teoría, sin olvidar lo local, las narraciones de la gente y preguntarse desde estas dimensiones ¿por qué pasan las cosas? Sin prisa, bebiendo el café, Zojka me pide cortésmente que cambie de tema, pues la identidad es un tema privado. Allí me acordé de preguntarle una curiosidad libresca.
¿Su padre leía a Malinowski?
−Descubrí un libro en su biblioteca, que era enorme; un libro que parecía estar publicado en los años de 1950. Era un libro de Malinowski. Entonces lo que significa es que él se interesaba en Malinowski desde hacía muchos años, tal vez consiguió el libro en un librero de viejo.La obra de Bronislaw Malinowski, etnógrafo polaco y padre de la antropología moderna, fue de gran influencia en las observaciones y reportajes de Kapuscinski.
Queremos saber más del carácter de este hombre de prensa que vivió en condiciones precarias para entender mejor a sus entrevistados. “Las manías de Kapuscinski −confiesa Zojka− eran viajar con la llave de su casa de Varsovia en los bolsillos como señal de que el viaje terminaba al regresar a su casa. Viajaba solitariamente y leía mucho antes de escribir cualquier cosa. Tuvo un carácter fuerte y carismático. Fue un hombre determinado a luchar. No se distraía en muchas cosas.
Decía siempre que hay que educarse para avanzar. El lenguaje y su forma de vivir el periodismo, viajando y escribiendo sobre violencias, crisis y casos humanos, fueron su principal mensaje para superar las mentalidades obtusas y pesimistas”. De paso por Milán, antes de ir a Polonia, Austria y Ámsterdam, la Kapuscinska me cuenta de su trabajo de fotógrafa. “Mi fotografía es un documento sobre el tema del ambiente, de cómo la gente lo destruye con su actividad de industrialización, urbanización, consumismo y con la basura que deja por todas partes. Presento un collage que se basa en simetrías, pero también tiene un orden que emerge de un caos aparente. Dentro de las composiciones emerge un diseño creado por las líneas y colores que pasan uno a otro; se unen y se desunen.
En inglés se podría decir conjunctive- disjunction”, explica. Zojka expone en una pequeña galería de arte de la ciudad de Victoria, se trata del Ministry of Casual Living. Allí, dejando un día cambia sus instalaciones, se puede hacerlo, pues le gusta la idea de que “las cosas cambien, se mezclen, se muevan y nunca sean iguales”.En esta síntesis de la conversación, la Kapuscinska compartió conmigo algo que también pertenecía a su padre: esa dignidad de los humanistas, que, zafándose de las camisas de fuerza de las identidades cerradas, brilla, como ella, con luz propia.
El cronista viajero Ryszard Kapuscinski –léase capuchisnki–, 1932-2007, estudió en la universidad de Varsovia y fue corresponsal de la prensa de su país hasta 1981 en África y América Latina. Publicó libros fundamentales para los reporteros de raza: El Sha, La guerra del fútbol, El imperio, Viajes con Herodoto y Los cínicos no sirven para este oficio, entre otros.

El Dios escondido

El Papa Juan Pablo II, vivo y muerto, ha recordado al hombre su condición humana: el hecho de ser persona y de ser sujeto y le ha dado dignidad, presentándole con su propia vida, el rostro de Cristo.
Su voluntad, su fe, y su tesón expresados en esos “gestos inusuales del Papa”, que comentan hoy los vaticanistas para hablar del Papa: “viajero”, “carismático”, “mediático”, “juvenil” y “amigo”, han sido la cara, las manos, y los diálogos de la Iglesia católica de los últimos 26 años.
Es por eso que Juan Pablo II, no fue un Papa doctrinario y fue sí un Papa existencial, que supo hilvanar las fibras humanas de su propio drama personal, con su vocación católica y con esa forma de ser suya, única, y autodeterminada de presentarse, como era él mismo, cuando encontraba a los niños, a los jóvenes, y a las culturas de diferentes países del mundo, con una gran empatía y una sonrisa siempre espontánea.
Fue hasta ahora el representante de Cristo en la Tierra que más sonrió y se acercó a la gente.
Juan Pablo II se valió de su propia antropología personal y de la antropología de los demás (porque él tuvo que haber estudiado al hombre y vivir las experiencias del hombre para entenderlo en su complejidad y en sus dramas existenciales), para presentar al hombre, que él mismo se atrevió a representar con su propia vida, en su condición humana más variada: feliz, reilón, comunicador, caminante, sufrido, histriónico, enfermo, anciano y muerto.
Y puso a este hombre moderno, complejo y confundido, al centro de su pontificado. Lo cual no es poca cosa en la época actual de la autosuficiencia, del individualismo, y de la soledad del hombre (del norte y del sur del mundo).
“Hay que entender al hombre en cuanto persona y sujeto, sólo así, la imagen del hombre será correcta y completa”, había dicho en 1995, Juan Pablo II, en unos escritos inéditos de antropología y filosofía tiulados, “¿Por qué el hombre?”.
El Papa demostró hasta el final de sus días que la voluntad y el alma cristiana, pueden contra las enfermedades, las desgracias, y las tragedias personales, contra los miedos, el dolor, y la agonía, que precede a la muerte. Y una vez más él, Juan Pablo II, en esa última aparición pública en Plaza San Pedro, (el 30 de marzo de 2005), se presenta enfermo, adolorido, se toca la frente, trata de hablar sin voz, y antes de bendecir a los fieles, da un puño a su mesa de apoyo, y se va, sabiendo seguramente dentro de sí, que se estaba muriendo, y que la televisión y la prensa del mundo habrían de mostrar su terca fe.
Y lo que sucede en los días siguientes es la representación de la realidad, que ven los medios, con las televisiones y los diarios, que publican imágenes y fotos de la vida del Papa, imágenes, que después de unos días se convertirían en transmisiones ininterrumpidas y flash desde el Vaticano de los funerales del Papa muerto.
Las noches del velorio, la gente no sabe explicar, exactamente, por qué está en la Plaza San Pedro y por qué se queda de pie, sin descanso, durante 11 y hasta 18 horas para ver por unos cuantos segundos el cadáver del Papa. Todos (y yo también estoy parado entre ellos) avanzamos en una procesión muda y sorda que busca sus propias palabras y sus propias respuestas en el recuerdo del pasado, mientras que, “el punto de referencia de los jóvenes”, a los que decía en los encuentros mundiales de la juventud, “el Papa está con todos los jóvenes y con el último que está al fondo de la plaza y que solamente escucha mi voz. Yo estoy con ustedes”, aparece, en un cuerpo inerme, que una vez fue el cuerpo del hombre más visto y más tocado del mundo.
Y no me lo creo, cuando el viernes 8 de abril (del 2005), el día del funeral, veo, en medio de la multitud, mientras su ataúd atraviesa, por última vez, la puerta de la Basilica de San Pedro, llevándose su cuerpo mortal, el llanto, los aplausos de la gente, que allí en medio de miles y miles de personas, entre el desarrollo, las tecnologías de la televisión y rodeado de los hombres más poderosos de la tierra, se daba cuenta que estaba humanamente solo, y que el Dios del que había hablado Juan Pablo II, en estos últimos 26 años, era un Dios escondido, que solo una existencia humana, con una moral, y una fe, como la suya, podía descubrir en su propia vida y en la esperanza de la resurrección.

Las audiencias de la calle

Aquí presento brevemente algunos aspectos generales de mi tesis doctoral, Cornejo (2006), sobre Los niños de la calle del Perú como audiencia comunicativa. Un estudio sobre los usos sociales de los medios en la calle. Pontificia Università Gregoriana. Tesi PUG 008649. Roma.
“Las audiencias de la calle” incluyen a los televidentes y radioescuchas que han migrado (del campo a la ciudad) y a los nuevos ciudadanos que se valen de calles y mercados populares en la ciudad de Lima en Perú para realizar actividades socioeconómicas de subsistencia.
Se trata de una audiencia compuesta por ex campesinos, niños de la calle, comerciantes ambulantes y desempleados. Lo que buscamos aquí no es defender la calle sino entenderla y explicarla a partir de la relación entre medios y públicos. Estamos viendo que la calle en Latinoamérica es un contexto culturalmente diferente al contexto de la casa, con lo cual la experiencia del uso de los medios en la calle cambia respecto al contexto de la casa. Ya Silverstone en su libro Televisión y vida cotidiana (1996) ha hecho notar la importancia de la casa en la cultura televisiva y sus audiencias.
Los estudios de audiencias y sus aportes innegables de parte de Lull, Morley, Silverstone y Tufte, parten del contexto privado de la casa, pero en sus análisis y trabajos de campo de corte etnográfico casi no se refieren o entran a los contextos públicos como la calle, el barrio y el mercado, contextos que se caracterizan por ser lugares y espacios, donde tienen lugar y se dan, como ya lo comentan Martín Barbero y Canclini, intensas relaciones sociales en el mundo popular latinoamericano.
Así, estamos viendo que la calle en Latinoamérica y en especial en el Perú urbano-marginal tiene estímulos socioculturales. La calle y los mercados se han convertido en lugares de encuentro entre lo local y lo global, donde los medios y las relaciones sociales producen comunicación social, generan discursos, y nuevos géneros de origen popular, como la música popular y el video. En estos contextos hay diferentes códigos de comunicación, por un lado mediáticos, y por otro lado, sociales que coexisten y compiten, y en el que prevalece la comunicación oral en espacios colectivos.
Escuchar música popular, ver videos y hablar en el espacio público fuera de la casa es lo que está pasando en las calles y los mercados populares de Lima. Allí sujetos sociales emigrantes y nuevos ciudadanos se están valiendo de la música y la canción popular transmitida por videos musicales (que ellos mismos producen y comercializan), radios y la televisión para organizar sus espacios de enunciación, de conversación, y expresar a viva voz subjetividades migrantes y pensamientos ciudadanos en contextos de exclusión social y pobreza.
No se puede hablar desde los estudios de audiencias solamente de audiencias televisivas en la cultura comunicativa de los populares de Perú y Latinoamérica sino también de audiencias habladas y cantadas (donde las oralidades públicas, no privadas necesariamente, son importantes para comunicar) y de audiencias de la calle en contextos públicos en contacto con el mundo urbano de la casa. Hay una oralidad colectiva poco estudiada en Latinoamérica, que le da ese corte participativo a su comunicación y que hoy se escucha y se habla -en medio de las migraciones, el uso de los medios y las nuevas ciudades- además de la casa también en sus calles y mercados. La pregunta es ¿hasta qué punto las audiencias de la calle, en lo oral y lo público, mantienen la identidad endógena de los latinoamericanos?

Claves de lectura

La certeza de la hipótesis, la intuición de la idea y la espiritualidad mueven a creer en un proyecto potencialmente factible, porque a la raíz de todo esto se encuentran dos elementos claves de la empresa intelectual (razonada) : la idea y la fe. Dos monolitos que reúnen -en un sentido inductivo, es decir de abajo hacia arriba- el impulso espontáneo, el sentimiento, y la pasión por algo.
Los factores que se encuentran como constantes en la vida de los teóricos, los pensadores, los críticos de las corrientes de pensamiento y de la ciencia humana son unas ideas por una tesis clara, coherente y sistemática en el tiempo. Y una carga espiritual impulsada por una fuerza mística que proviene de una serie de centros de pensamiento o centros espirituales, como la universidad y la biblioteca, que esta en la urbe, en la polis, donde se produce el sentido y la razón o en medio del misterio. En el Himalaya, en los Andes, en la Selva Negra alemana, en los desiertos árabes y en las Sabanas africanas, centros para decirlo con las categorías sociológicas de Emile Durkheim, donde el « objeto sagrado » es la naturaleza y el « estado mental » es la sensibilidad del hombre frente a la naturaleza.
Los teóricos de la historia han costruido una idea (el marco teórico sobre la base de una hipótesis) y han encontrado un punto de referencia espiritual, la fe, que directa o indirectamente, alienta el pensamiento y la dignidad del hombre.
Pienso en los jesuitas y su lema de acción “ad majorem dei gloriam” (a la mayor gloria de Dios), en los geógrafos como Cristobal Colón, que intuyó otras tierras más allá del pesimismo de su época, en los indígenas del Perú, (no en el desarrapado sino en el ser humano que han interpretado, Mariátegui, Vallejo, Arguedas, Porras Barrenechea, Scorza, Sabogal, Nathan Wachtel, Von Hagen, Prescott y María Rostworowski), en ese indio peruano que continua, en silencio, una tradicion oral desde tiempos preincaicos, en Foucault que diferencia una consciencia trágica y una consciencia crítica y en todos aquellos que han generado corrientes de pensamiento y tendencias culturales.
En todo este viaje del hombre hacia el ignoto, hacia la búsqueda de las respuestas que lo mueven al conflicto y la alienación está también el método, el mito y el imaginario de una cultura.
La cultura es como el agua en que nada el pez, sin agua el pez muere, de allí viene la importancia de interpretar las culturas para vivir en ellas e intuir sus destinos históricos. Como pruebas están los trabajos clásicos de la antropología escritos por Clifford Geertz, Lévi-Strauss y Oscar Lewis.
Después de estudiar una serie de familias y su relación con la televisión en los cinco continentes, el norteamericano, James Lull, en su libro “World Families Watch Television” (1988) llegó a la siguiente conclusión sobre el poder de la sociedad, la cultura y la comunicación, “no todo el placer y el poder son políticos o económicos, también son simbólicos y culturales”.
Kant habría sugerido en una entrevista imaginaria escrita por el filósofo francés Andre Glucksmann, que los pensadores y los poetas prefieren las sociedades felices y pacíficas, donde libran una « kampfplatz », una « lucha sin fin », la batalla de una razón que decide desafiar la estupidez, los entusiasmos y la locura.
La cultura en el mundo académico busca ser critica y actualizada, un trabajo crítico que debe ser biográfico y no mera voluntad.
La crítica de la lectura, leer y compartir lo leído, en el encuentro con el interlocutor en la tertulia, debería generar una interpretación y nuevos significados que nos ayuden a comprender y proyectarnos en la vida cotidiana y futura.
No estamos muy lejos de esa dimensión, allí están los libros, las bibliotecas, la televisión (como representación de diversos fragmentos de la realidad humana), los intelectuales, las corrientes de pensamiento, la prensa seria, las regiones geográficas con culturas antiguas y nuestra particular predisposición peruana a socializar.
La cuestión es ver esto con una mentalidad abierta, culturalista y descifradora, en una sociedad del conocimiento, que ha dejado de ser solamente una sociedad de la información y se ha abierto a un vaivén de intercambios e influencias que son necesarios entender para un justo intercambio de conocimientos y experiencias. Interpretar y deliberar podrían ser las claves de lectura.
Esto de la idea y la fe, en el proyecto intelectual y en el proyecto de vida, no es una fórmula fija. Max Weber decía que « las cosas de la vida no son procesos cumplidos, son más bien un resultado siempre abierto a dinámicas contradictorias y al peligro de detenerse o caer ».

Audiencias musicales del mercado popular

En las calles de Lima los sectores populares tienen poder musical y eso es evidente en su realidad más emblemática: el mercado popular.
En la Lima de los conos emergentes y ya no tan emergentes (véase el caso del desarrollo económico de Lima Norte) las relaciones sociales y laborales, las reuniones y conversaciones de los comerciantes informales y neo-formales (de los nuevos centros comerciales) tienen siempre un fondo musical.
Se escucha música por todos lados y hay música para todos los gustos, bolsillos y estados de ánimo. Aunque algunos dicen que hay más ruido que música pero eso es una cuestión de percepción y de contrapuntos entre culturas diferentes.
La música popular de Chacalón y Selene (por citar dos ejemplos) es hoy la panacea, el alivio y el consuelo del ambulante, comerciante o cliente, en el mercado y en las calles limeñas. Si, y hasta para los choferes de combis y sus cobradores escuchar música en pleno servicio de transporte de pasajeros se ha convertido en una forma de protesta social, despeje y consuelo existencial. La salsa sensual, la technocumbia y el reggaetón, el rock en español y las baladas románticas son también extensiones de ese disímil auditorio de radioyentes pasivos y activos de Lima.
Y esto no es poca cosa si se ve que la mayor parte de limeños pasa hoy varias horas del día viajando en una combi y entrando y saliendo de su casa, de la calle y del mercado, ya sea como transeúnte, comerciante o cliente. En esos espacios y situaciones hay tres constantes cotidianas: gente reunida, gente conversando y música.
Es decir hay colectivismo, oralidad y música, tres características comunes de la diversidad cultural del Perú de masas. Aquí –sugiero– que el concepto de “auditorio crecientemente unificado” que han creado los medios de comunicación del que habla Guillermo Nugent tiene más sentido si se lo ve desde esas dimensiones socioculturales.
Existen muchos referentes de socialización y áreas comunicativas dentro del mercado popular, que día a día negocia sus significados de vida y su lugar en el país, en la música que ponen, y ven, y en las conversaciones que producen.
La calle al igual que la casa es importante para el peruano porque es un referente socializador en su vida. ¿La música que se escucha en el espacio público y el mercado popular pueden ayudar a entender la mentalidad y la idiosincrasia del peruano de hoy? Yo creo que si hasta cierto punto. Mis estudios de campo sobre las audiencias mediáticas del mercado me dan esos datos.
La incertidumbre, el sufrimiento y el aburrimiento, las ilusiones y la tenacidad de todos esos peruanos, hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos, que forman parte de ese precario Perú ambulante de los mercados y de la calle tienen las letras y las melodias de una canción.
La música masiva –la chicha y la technocumbia- que ha producido esa cultura de mercaderes ambulantes y mercados populares (casi la mitad de la PEA de Lima) es una muestra de ello. Hay hasta discotecas de cds y dvds y vídeotecas de alquiler y venta de esa música masiva que alienta (y aplaca emocionalmente) la invención de lo cotidiano (el término es de De Certeau) entre las personas y los colectivos del mercado y de la calle.
La cultura masiva en Lima está formando hoy sus valores y mentalidades en el contexto del mercado popular y a fuerza de música masiva, pero también claro que si, con las melodramáticas telenovelas y las películas de acción, que se puede ver entre uno y otro vídeo de música vernacular de cantantes folclóricos, de la sierra, la costa y la selva, consagrados y en ciernes.
La globalización mediática y parte de la cultura ‘intercultural’ del país, con su forma de ser y de querer ser, se ve y se escucha hoy –ese es el escenario intercultural masivo– en la vida cotidiana musical y pública de los mercados populares de Lima.

sábado, 19 de julio de 2008

Ratzinger: el Papa de los discursos y de Internet

El combativo Papa de los discursos filosóficos, Benedicto XVI, ex docente de dogmática y por 24 años prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe se ha convertido en el defensor de los contenidos sobre la técnica, y ya a puertas de su segundo año de pontificado está guiando la Iglesia hacia un diálogo que reconozca sobretodo la identidad en la diversidad cultural.
Difícil tarea la de Ratzinger de casi 80 años de edad, que se enfrenta al fuego cruzado de su propia experiencia profesional, la de académico refinado y conferencista, que habla un buen italiano, aplaudido, a representante de Cristo, en una sociedad contemporánea más bien pobre de contenidos y tecnificada en el materialismo, aunque sí con gente más crítica y menos tolerante.
Pero esta predisposición discursiva del Papa quedó contradecida públicamente en enero último, cuando unos 60 universitarios “laicos”, y sus profesores de física impidieron al Papa Ratzinger inaugurar el año académico 2008 de la Universidad La Sapienza de Roma, situada en la misma área urbana de la Ciudad del Estado del Vaticano.
La piedra del escándalo fue una carta abierta de profesores de La Sapienza contra el Papa que como cardenal en 1990 calificó de “racional y justa” la sentencia de la Iglesia contra Galileo Galilei.
El acto de protesta contra el Papa se convirtió en un espectáculo televisivo y divertido, para los universitarios que exultaban ante los periodistas, saltando y lanzando vítores, a favor de lo que ellos llamaban libre pensamiento, debate cultural y saber.
Ante esto el Papa renunció a su visita por razones de seguridad pues “retuvo oportuno sobreceder a la invitación para evitar manifestaciones de protesta”. El Gobierno italiano condenó duramente la intransigencia de los estudiantes romanos ligados a grupos políticos de izquierda, radicales y movimientos anticlericales, sostenidos por sus profesores de ciencias.
El juicio del Papa sobre Galileo quedó saldado cuando el diario Il Corriere della Sera publicó en italiano el pasaje del texto citado en 1990 por el entonces cardenal Ratzinger en La Sapienza, texto que tomó del libro ‘Contra el método’ (1976 versión alemana) del filósofo austríaco Paul K. Feyerabend.
En realidad Ratzinger no comparte completamente la posición de Feyerabend, pero la utilizó con el objetivo de poner en relieve los límites del conocimiento científico, sin justificar la condena de Galileo. Quiere afirmar -escribe Antonio Carioti en Il Corriere- que la racionalidad científica tiene sus límites, y queda puesto en relieve en la crítica sin prejuicios, que debe ser comprendida en una racionalidad más grande de carácter filósofico abierto a la trascendencia.
En ese mismo libro Feyerabend dice que Galileo venció su batalla por la afirmación de la cosmología copernicana sobretodo “gracias a su estilo y a sus capacidades de persuasión, recurriendo a medios de propaganda, y utilizando también trucos psicológicos porque en realidad no disponía de pruebas suficientes para afirmar su tesis”.
En su conferencia en La Sapienza de 1990 Ratzinger dijo citando a Feyerabend que: “La Iglesia en la época de Galileo observó la razón más que al proprio Galileo, y tomó en consideración las consecuencias éticas y sociales de la doctrina de Galileo. Su sentencia contra Galileo fue racional y justa y solo por motivos de oportunidad política se puede legitimar la revisión”.
En su discurso, anulado, para los universitarios romanos, Ratzinger iba a decir que “su tarea no es la de buscar de imponer en modo autoritario la fe”.
El Papa teólogo ha denunciado desde el inicio de su pontificado “la dictadura del relativismo” del mundo de hoy, “la globalización desigual” y los medios de masa: “megáfonos del materialismo, violentos y vulgares”.
Pero observa que contra esos medios, que “utilizan la publicidad obsesiva para capturar al público, tenemos una ocasión preciosa para rediseñar los medios en el uso de la telefonía e internet que están modificando el rostro mismo de la comunicación. Con estos nuevos medios -sugiere el Papa- podemos hacer más visibles los lineamientos esenciales e irrenunciables de la verdad de la persona humana”.
En su mensaje que no logró leer, en enero último, a la academia de La Sapienza, el Papa proclamaba además que “la filosofía no se degrade en el positivismo sin que se cierre en una racionalidad secular endurecida, que se vuelve sorda frente al mensaje cristiano”.
Vaticanistas y analistas oficiosos de las universidades pontificias romanas han comentado que en el desaire universitario contra su Santidad ha prevalecido una posición antidogmática de no acatamiento a la autoridad. Arbitraria y excluyente de la fe. Momentos duros está viviendo la Iglesia católica con ese prescindir de Dios de la secularización mundial.
Mientras que las sociedades occidentales desarrolladas y sus comunidades de significado como la familia, los grupos de pares, la cultura juvenil, y el mundo de los viejos europeos, se están volviendo intransigente y hasta antisocial, donde las ideas no se discuten con respeto sino imponiéndolas.
No saben lo que se perdieron esos “apóstoles universitarios de la libertad” que le quitaron la palabra al Papa, dejándose llevar por una posición unilateral del rito, el dogma, la institución y hasta por una cierta antipatia por la personalidad “clásica” de Ratzinger. Se perdieron el discurso de un Papa que tiene vocación de profesor, que cree en su método y su fe, y al que le gusta hacer pensar a los feligreses, sin ser tan mediático como su antecesor Juan Pablo II.
Ratzinger no es un Papa para las masas, dicen muchos analistas en Roma, pero en cambio es un Papa para las comunidades de fe, las quiere radicar y enraizar en la desarraigada y virtual sociedad moderna.
Hay un clasicismo filosófico en los discursos del Papa, que anuncia en un italiano simple y profundo. De eso me dí cuenta cuando fue a inaugurar el año académico 2007 de mi universidad la Gregoriana en Roma, allí, Ratzinger instó que “el esfuerzo del estudio y de la enseñanza debe ser sostenida por la fe, la esperanza y la caridad. Sin perder la propia historia y raíces”. Un discurso hay que decirlo sociológico y ético para un contexto jesuita y pedagógico como el de la Gregoriana, que resuena en docentes laicos y extranjeros como yo.
Pero en Roma en medio de esos asistentes que escuchan al Papa los domingos en la Plaza San Pedro, que leen y comentan sus discursos, hay muchos religiosos que vienen de países del mundo, de China, India, Bolivia, Perú, Nigeria o Tanzania, para estudiar en las universidades vaticanas, esos son los Cristos, que no quieren traicionar como a Judas a la Iglesia. Y se preguntan: ¿dónde está Cristo en toda esta confusión de discursos, medios, cultura popular y universitarios rebeldes?
En Europa el campo de lucha por la dignidad y la verdad está todavía, en la revisión y lecturas, de textos, en los discursos y en la hermenéutica, el desafío para los pastores de la grey está en cómo comunicarlos sin que pierdan su esencia. La ética está en pararse frente al público y tomar posiciones en el discurso, pocos lo hacen, es la verdad.

La cultura comunicativa de Ratzinger

En la época de la globalización, en la que la televisión recrea los espacios y muestra las culturas, el Estado del Vaticano celebra la fe católica con homilías televisadas. Pero ahora también abre las puertas de sus salones privados a los canales de televisión y deja ver su protocolo al gran público. Eso se pudo ver en la última visita entre el Papa Benedicto XVI y el Primer ministro italiano Romano Prodi, quien fue recibido por el pontífice en su biblioteca privada, con ocasión de una visita de Estado en la que el Vaticano mostró la diplomacia y la cultura comunicativa que giran en torno a Benedicto XVI. El coloquio transmitido en directo por la cadena de TV-Rai la mañana del 13 de octubre de 2006 fue comentado por el ex jefe de la sala de prensa vaticana, Joaquín Navarro Valls, vaticanistas y corresponsales de prensa.
La transmisión comentó el próximo viaje del Papa a Turquía y trató de presentar la cultura comunicativa de Ratzinger, que los vaticanistas llaman el “Papa de los discursos de fe”. Luego de los desentendidos entre el Vaticano y el mundo Islámico por la citación que hiciera el Papa de unos textos del emperador bizantino Manuel II, en su lección magistral sobre “Razón y fe”, en la Universidad de Ratisbona, quedó claro, que el Papa tiene que mostrar lo que para todos no es evidente: su capacidad comunicativa. Pero para entender el modo de comunicar del Papa de hoy tenemos que ver al Ratzinger de ayer. Pues, la defensa de la ética y el ejercicio de un oficio y un rol están a la base de su formación académica.
Una formación que él consolidó como prefecto de la Congregación de la fe cargo que le fue asignado por Juan Pablo II al interno de la curia romana. No estamos frente a un diplomático acostumbrado al intercambio de fuentes y realidades que se pueden negociar con buenos gestos. Papa Benedicto XVI es un hombre que hace de la palabra y de los conceptos vinculados a la teología discursos de clarificación y de entendimiento espiritual a partir del carisma cristiano.
El ex cardenal Ratzinger tiene una profunda fe y ha crecido y entendido a Dios en sus lecturas del humanismo desde el mundo de la academia y de las universidades pontificias romanas. Me causó una gran impresión que el Papa fuera criticado por sus comentarios, a mi aviso, infundados sobre el mundo islámico, pues fueron hechos por él en un contexto académico.
Allí, por unos momentos Ratzinger se tomó la cátedra y dio su lección magistral, añorando quizás otros tiempos. He tenido la oportunidad de escuchar buenos comentarios de sus conferencias y cátedras en algunas universidades de Roma y en especial en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde él fue profesor de "la Santissima Eucaristia" en 1972 . Desde la Gregoriana, la comunicación es abierta, intercultural y pone énfasis en lo humano. Ratzinger quiere seguir a su antecesor Juan Pablo II, “el Papa de los gestos”, pero desde los discursos. Ese es el gran desafío que tiene hoy Papa Benedicto XVI: llevar y hacer entender su pontificado más allá de Roma.

Dio nei media

La visuale sull’esperienza di Dio nei media si può spiegare come l’esperienza di una dicotomia tra uomo-media e uomo-Dio, una ragione aperta al trascendente, possibile nel dialogo interculturale che aspira ad usare professionalmente e socialmente i mezzi di comunicazione per vivere meglio il mondo globale. Una prospettiva dove l’uomo è il fine della comunicazione e non il mezzo in se stesso. Ci rendiamo conto che i mass media sono una condizione dell’esistenza dell’uomo e del suo divenire uomo nella cultura contemporanea ma “tutti i tentativi della tecnica, per quanto utilissimi, non riescono a calmare le ansietà dell’uomo: una ormai acquisita longevità biologica non può soddisfare quel desiderio di vita ulteriore, che è saldamente radicato nel suo cuore”, indicava Karol Wojtyla, nei suoi scritti d’antropologia e Filosofia, Perché l’uomo[1]. Per calmare quest’ansietà c’è la trascendenza personale dell’uomo, il suo mistero d’essere uomo in Dio, quello che lo rende unico e peculiare, perché l’uomo come figlio di Dio e “imago Dei” (immagine di Dio) è un Dio amore-carità, un Dio bontà, un Dio comunione, un Dio fatto uomo in Cristo, un Dio che risorge, un Dio uomo che realizza a se stesso attraverso l’altro, e nell’incontro con altro uguale e diverso a me. Un tale analisi ci conduce ad accettare l’uomo come fine e non come mezzo. “Agisci in modo che la persona sia sempre il fine e non il mezzo del tuo agire”, dice Immanuel Kant. Così ci troviamo davanti ad una realtà odierna dove il nuovo, la modernità e lo sviluppo della tecnologia prescinde, alle volte o sempre, di Dio e della natura umana dell’uomo, come persona capace di creare umanità. Ed esiste una partecipazione all’umanità solo in una relazione con altri uomini e donne, in un incontro sociale tra due o più persone, dove nasce dopo la comunità. Possiamo trovare a Dio in quei media dove esiste la possibilità reale di relazionarsi e comunicarsi, dove esiste la possibilità che le persone possano interagire a vicenda la propria inter-soggettività ed i propri universi interpersonali e socioculturali. Papa Benedetto XVI nel messaggio per la Giornata Mondiale delle Comunicazioni (il 24 Gennaio 2008) ha detto che “i nuovi media, telefonia e internet in particolare, stanno modificando il volto stesso della comunicazione, e forse, è questa un’occasione preziosa per ridisegnarlo, per rendere meglio visibili i lineamenti essenziali e irrinunciabili della verità sulla persona umana”. Oggi il mondo è confuso nella comunicazione sociale odierna, dove “i mezzi di comunicazione insistono in catturare il pubblico con la pubblicità ossessiva, l’imposizione di modelli e valori distorti, la trasgressione, la volgarità e la violenza”[2], osserva Benedetto XVI. Dall’altra parte con questo fenomeno d’espansione dei media, vediamo che le società e le culture popolari stanno in movimento, in luoghi e spazi diversi, come conseguenza della migrazione e la globalizzazione, qui ci sono confini di senso e significato che s’incrociano, comunicazioni nuove, realtà sociali da interpretare in mezzo il più delle volte a crisi e tensioni sociali. Si tratta di diverse realtà sociali dove entrano anche in movimento i ricercatori ed i comunicatori che interpretano le culture, e le esperienze di fede. Non esiste azione senza movimento, così realtà sociale e studio sono sempre più vicine nell’esperienza condivisa e nella ricerca di senso che ci approssima a Dio. La caratteristica multi-mediatica del fenomeno mass media richiede molteplice letture, contenuti e discipline, appunto in un’ottica interdisciplinare, per produrre, elaborare e trasmettere il messaggio ma anche per riceverlo, significarlo, e riproporlo nella società, ascoltando ai suoi protagonisti e testimoni. La ricerca sui media sta compiendo una svolta verso il pubblico dei media, riconoscendo il loro ruolo, e la capacità di costruire significato, negoziare l’identità; privilegiando studi dal contesto familiare e degli usi cha fa dei media e in particolare della Tv, la società e le persone reali (Capecchi, 2004; Tufte, 1997; Lull, 1992; Martín-Barbero, 1987; Hall, 1980)[3]. Il compito è capire la cultura popolare, la mentalità, gli usi dei media ed i generi dei media popolari per condividere la parola cristiana. La cultura popolare è diversa, multiculturale e plurietnica, lì c’è il dogma, ci sono le pratiche culturali, le comunità e la fede nel vissuto quotidiano della gente. Come cristiani nella Chiesa, credenti nella fede e nella Verità che è Cristo, partecipare della cultura dei media è fare dei media uno strumento di salvezza, dove si può trovare il bene. Va detto che questo è solo possibile in una praxis, valori e comportamenti di contemplazione di Dio e degli uomini nello studio dei media e nella convinzione della realizzazione di un’umanità di giustizia nei media. Osservare una vita etica e una contemplazione di Dio, dei modelli di santità e di un buon operato nel sociale ci pone davanti non solo ad un produrre media per i media, ma ci pone davanti: ad un complesso e multi-direzionale mondo dei media destinato agli uomini, dove ci siamo anche noi comunicatori, uomini credenti. E’ nell’uomo dove c’è il vero senso di Dio. I media sono una possibilità grande per umanizzare la vita e fare conoscere il trascendente.
[1] Wojtyla, Karol (1995) Perché L’uomo, scritti inediti di antropologia e filosofia. Arnoldo Mondatori, Milano.
[2] Messaggio di sua Santità Benedetto XVI per la 42° Giornata Mondiale delle Comunicazioni Sociali
[3] Capecchi, Saveria (2004) L’audience attiva. Carrocci editore. Roma;
Tufte, Thomas (1997) Televisión, modernidad y vida cotidiana. Un análisis sobre la obra de Roger Silverstone desde contextos culturales diferentes, en Comunicación y sociedad. Universidad de Guadalajara, México 65-69; Lull, James (1992) La estructuración de las audiencias masivas, en Diálogos 32, p. 50-57; Martín-Barbero, Jesús (1987) De los medios a las mediaciones. Gustavo Gili. S.A. México; Hall, Stuart (1980) “Encoding decoding in television discorse”, in Hall-Hobson-Lowe-Willis.

lunes, 7 de enero de 2008

El agente sociocultural critico en la globalización

Hoy el post-modernismo y la globalización son procesos mundiales que además de cambiar las relaciones económicas y de interdependencia, nos expone a nuevos valores y conductas, más orientadas hacia el consumo que a inculcar, o al menos a alentar, una responsabilidad autopersonal y social.
Con estos procesos importantes ―hay que decirlo que han propiciado la democracia y el libre mercado― existe un retorno al sujeto en detrimento de una sociedad, donde el individuo socializa menos.
Además, se prescinde de Dios y de relaciones interpersonales donde se intercambian significados y sentimientos que se reducen o se convierten, como en el caso de los enamorados o las parejas de esposos, en tragedias personales o sociales, porque hay una ausencia de conciencia sobre los conflictos. Una intolerancia frente al otro, a mi alteridad.
Ya se ha dicho incluso, lo escuché (en el Congreso mundial de comunicación para el desarrollo, en octubre de 2006, en la Fao de Roma) que “las sociedades tienden a ser no comunicadas, en el mundo mediático”.
Sin embargo, frente a esto se está discutiendo en las facultades de ciencias sociales, sobretodo europeas, de las audiencias de los mass media como una realidad de hombres y mujeres que desde sus espacios sociales de recepción de mensajes mediáticos reelaboran mensajes y redefinen la propia cultura comunicativa en la vida cotidiana.
Dos conferencias internacionales dedicaron exposiciones y papeles a este tema el: “Media, Communication, Information del IAMCR” en la sede de la Unesco en París en agosto de 2007, y un mes después, la conferencia “Transforming audiences” organizada por la Universidad de Westminster en Londres. Conferencias en las que participé y de las que comentaré luego en otra oportunidad.
En lo social, Ludwig Huber, un antropólogo alemán que trabaja en Perú reclama en su libro “Consumo, cultura e identidad en el mundo globalizado. Estudios de caso en los Andes”, que no hay ningún intento serio por saber cómo las sociedades no occidentales construyen sus propias modernidades, asimilando y a la vez transformando influjos europeos y norteamericanos.
Es cierto, ¿quiénes nos interpretan y quiénes nos explican, aún más, quiénes nos definen como sociedad, personas y quiénes nos están describiendo la modernidad?
Las preguntas que planteo aquí son una provocación para repasar, desde nuestros contextos y roles, fuentes de información y mirar los referentes que tomamos en cuenta para entender la realidad, y un pedido de esfuerzo de crítica, reflexión y acción para comprender el reclamo de Huber, quien opta desde Perú por ver la globalización como “un salto cualitativo en la historia de la humanidad” situándola en el consumo y el uso de internet desde la cultura del ciberespacio.
Pero hay otro aspecto global y es la movilidad de personas que va aumentando, en flujos migratorios; los territorios se amplían a espacios mundializados donde el mercado (con sus medios los más masivos e influyentes la televisión y el Internet) y la cultura, los diversifica en una multiplicidad inédita de estilos de vida. Con lo cual la globalización no está homogenizando por el contrario hace heterogénea la cultura.
A raíz de estos procesos a escala mundial, está surgiendo una persona global, el consumidor, pero la persona humana arriesga en las transacciones y pierde lo mejor que lo hace único y sui géneris, leáse de género excepcional, es decir, su dimension sociocultural y su voluntad positiva de hacer el bien; pero un bien que surge como dice el jesuita Carlo Maria Martini, cuando se descubre lo ético que consiste en conducir al hombre hacia una vida justa y lograda, hacia la plenitud de una libertad responsable. Y añade, los imperativos éticos, rocosos, duros, si aplastan la voluntad malvada, dirigen hacia una espontaneidad mucho más alta la voluntad positiva de hacer el bien.
Pero el bien no surge en un clima de fácil optimismo, según el cual las cosas se van arreglando por sí mismas, no sólo enmascara el dramatismo de la presencia del mal, sino que apaga también el sentido de la vida moral como lucha, combate, tensión agónica; la paz se consigue al precio de la laceración sufrida y superada.
Pienso que hay que optar por una alerta militante entender y definir los propios roles sociales, responsabilidades, y su representatividad social (allí está la credibilidad de las propias acciones sociales) en la familia, la escuela, el grupo de pares, la academia, el trabajo, el distrito, el barrio, la ciudad, el país, la nación, la religión y la política। En el ámbito de la propia vida profesional y personal. No se puede dejar todo al mercado ni al consumo, ni ser pasivos ante él, pues se puede convertir en un tirano. Tenemos que asumir nuestra propia responsabilidad sabiendo que no somos solamente consumidores, sino también agentes sociales y culturales criticos capaces de dar y pedir dinero (la lógica del mercado), pero sobretodo, de dar y pedir significados y opinión pública al mercado y a los productores de signficado de la industria cultural. Ahí está el detalle, el mercado puede ser el tirano y el patrón déspota de nuestras vidas personales y sociales o nuestro compañero en el largo viaje de la vida, en el que todos como si fueramos un Siddharta, (el personaje del libro de Hermann Hesse que busca vivir completamente la propia vida) podemos fiarnos, del mercado, y entenderlo, como un potencial y un desafío estimulante para ir componiendo, nosotros como comunicadores y personas, ese universo de significados, con palabras, conceptos, sentimientos; y no únicamente con teconología para incluirnos y entender a los demás con nosotros, sin los cuales seríamos seres aislados de la sociedad y de la fascinante experiencia de la modernidad, donde el viaje y la movilidad ―una constante de ésta época― de personas, bienes e imaginarios, si no son interiorizados, pueden llevar a espacios y situaciones provisorias y precarias.

Franklin Cornejo Urbina

Milán, 7 enero de 2008